“Hace 68 años que estoy con el paracaidismo” señaló Carlos y agregó: “Si te pones a pensar todas las cosas pueden perjudicarte pero es un designio de Dios cuando te ocurre algo, por eso no tengo miedo; si me fuera a pasar algo me va a pasar justo al segundo señalado, ni antes, ni después” finalizó.
Cabe desatacar que el salto estaba programado para la semana pasada, y debió ser suspendido por cuestiones climáticas.
Beltrán conoció el cielo por rimera vez en 1944 y durante la Segunda Guerra. “En 1943 hubo una convocatoria y me sumé a la primera división de paracaidistas que creó el Ejercito Argentino y que luego terminó siendo la Escuela de Tropas Aerotransportadas”, recordó el hombre que nació en agosto de 1920.
Al consultarle sobre qué fue lo que lo llevó a tomar la decisión de practicar un deporte tan riesgoso durante tantos años, el paracaidista afirmó: “Cuando uno es joven piensa: ¿qué voy a hacer, si está todo hecho? Eso es mentira, yo nunca creí eso y siempre aspiraba encontrar algo nuevo para hacer, comencé a saltar en el ejército y no lo dejé más.”
Único sobreviviente en la actualidad de aquel glorioso salto masivo militar que reunió 60 hombres en el año 1947, Beltrán asegura no tener ningún problema de salud, y nada que le prohíba seguir cumpliendo con sus sueños. “Si alguna vez sentí temor le dije: ¡Andáte al diablo vos y dejáme a mi hacer lo que me gusta!”.
Luego de conquistar el cielo una vez más, Carlos anunció con una sonrisa: “Este iba a ser mi último salto pero les prometo que si llego a los 100 años me tiro otra vez”.
