Desde hace varios meses se lleva adelante el proceso de selección de la autoridad que presidiría el Museo de la Estancia Jesuítica. Constó de varias etapas y en ellas había caras conocidas de la ciudad; entre ellos, la actual Directora de Cultura, Adelina Coda, Carina Chiuchich Licenciada en Turismo y actualmente es la Directora de Promoción Turística del Ministerio de la Nación; y Silvana Lovay, quien se desempeña actualmente como Coordinadora de Comunicación del Museo de la Estancia, y quien tendría mayores posibilidades para el cargo, según el puntaje obtenido en los distintos procesos. Sin embargo, la selección se llevó adelante hace pocos días y el máximo puesto del museo quedó en manos de Tomás Bondone, quien ejerció hasta el 2015 como director del Museo Superior de Bellas Artes Evita–Palacio Ferreyra.
A pesar de que la selección se hizo de acuerdo a varios procesos que debieron sortear los postulantes, una de las ternadas, Silvana Lovay afirmó en las redes sociales que «me robaron», e hizo referencia a una «lista de amigos» que se habría tenido en cuenta para tomar la decisión.
A continuación, el escrito de Lovay:
«Quiero contarles a todos mis amigos, vecinos de mi ciudad, medios periodísticos y a todos mis colegas de Argentina y el mundo. A todos esos que se alegran con mis logros y se entristecen a la par. Como ya estaban al tanto, participé como profesional del Museo de la Estancia de Alta Gracia (Ministerio de Cultura de la Nación) en el Concurso de «antecedentes y oposición» para el cargo de directora. Luego de un largo recorrido, que para mí no comenzó apenas con este concurso, sino hace 30 años, los resultados me ubicaron en el Primer lugar en una «terna», con el Mayor Puntaje (en el que tuve que superar muchas intenciones de dejarme fuera). La decisión que se tardó 4 meses, a cargo del ministro y asesores, puso en el cargo al segundo puesto. Si las designaciones eran para una lista de amigos (y saben a lo que me refiero), no nos hubieran faltado el respeto de este modo (tres museos vivimos hoy esta realidad). Aún así, los detalles sobran. Solo sé, que no le he fallado a nadie, porque luché ante variadas irregularidades (a lo que nos aconsejaban no emitir queja alguna, sino quedabas fuera en primera instancia). No he fallado ni a mi familia, ni a mis amigos, ni a compañeros que deseaban un resultado diferente, ni a mis colegas, ni a la profesión.
Me robaron, sí me robaron lo que más amaba, transformar integralmente el museo desde una mirada meramente social. Porque esa soy yo, la que lucha por las desigualdades, por espacios más inclusivos y por las injusticias (porque las he vivido en ese mismo museo, y con variadas difamaciones de parte del mismo género). Hoy vivo nuevamente una de ellas (y detrás de esta hay nombres, nada es casual). SÍ, ME QUITARON UN SUEÑO, PERO JAMÁS PODRÁN CON TODOS MIS SUEÑOS, NI MIS PROYECTOS, NI MI INTEGRIDAD, NI MIS CONVICCIONES. JAMÁS!»