Es la parada obligada de Falda del Carmen y, por ende, uno de los anfitriones más famosos de Santa María. Don Quito está cumpliendo 80 años y RESUMEN lo entrevistó en la intimidad de su casa.
Dueño de un carisma particular y con un ímpetu de pocos para su edad, Juan Manuel Arias- propietario de El Almacen de Quito- habló de sus comienzos en el viejo parador y aseguró, entre otras cosas, que siempre hubo tiempos difíciles pero que el secreto, en definitiva, está en el trabajo, la continuidad y el esfuerzo.
«En el año 76 me fui para Falda del Carmen. Había un ranchito o dos, trabajaba con la gente de las sierras, con los mineros, la gente del lugar, hasta que se fue poblando y ahí arrancamos con los sanguchitos; al principio eran picadas, recordó Don Quito, haciendo referencia a qué en ese entonces se trabajaba con el vasito de vino y la picada.
La estructura principal del negocio de Don Quito tiene ya más de 130 años y tiene apenas unas pocas modificaciones necesarias por el desgaste de los años.
«Lo importante es ser constante y salir a trabajar. Hay veces en dónde se trabajaba más, otras menos, y no había otra más que ponerle el pecho. Así la fuimos remando hasta que llegó el momento en que son los hijos los que trabajan, yo ya trabajé muchos años», reconoció Quito quien de sus ochenta años cumplidos, lleva casi 60 como «bolichero», tal y como se define.
«Nunca le escapé a la tortuga y antes de dedicarme a este rubro, realizé múltiples labores. Trabajé en un cortadero de ladrillos, en la vieja fábrica Gumar, en la Municipalidad y también en Renault. Yo he hecho de todo hasta que nos propusimos el negocio», añadió. Esa legendaria despensa que el mismo Arias reconoció «no habría surgido» sin Doña Micha, la madre de sus hijos y compañera de toda la vida quien se fue físicamente hace apenas tres meses.
«Si no hubiera sido por ella no sería lo que soy», dijo.
Desde Sergio Denis, César»Banana» Pueyrredón, el mismo Carlos Menem y hasta Lionel Scaloni más actualmente, pasaron por el Almacén de Quito y lo llenaron de halagos. Negocio al que el Don Arias- fiel a sus costumbres- visita todos los dias.
«Es toda una vida detrás del mostrador y hoy lo veo desde otro lugar, ayudo en lo que haga falta, corto el pasto, limpieza en general y demás», cuenta un inquieto Quito, quien asegura que en esta carrera de la vida no se quedó con asignaturas pendientes.
«Estoy satisfecho. Creo que todo lo que tenía que hacer en mi vida, lo hice, culminó.
Gracias Don Quito por esta hermosa entrevista y por tanta vida y trabajo, por muchos años más!.