Gabriel Dubois y Luis Hourgras: la herencia francesa que dio origen al Museo La Peña

Ayer se cumplieron 15 años de la creación del Museo de Arte Gabriel Dubois, más conocido en Alta Gracia como “La Peña”. El aniversario sirvió como recordatorio de la figura del escultor parisino que eligió esta ciudad serrana como lugar definitivo, y de la huella que dejó en artistas y generaciones posteriores. Entre ellos, el pintor y escultor Luis Hourgras, su discípulo más cercano, que recogió la enseñanza del maestro y la expandió por el mundo.

Un maestro parisino en las sierras

Gabriel Simonnet Dubois nació en París en 1874. Su talento precoz lo llevó a formarse en el taller de Carrier Belleuse, maestro de Rodin, y a exponer en los salones del Grand Palais. Tras pasar por Londres y Bélgica, desembarcó en Buenos Aires, donde dejó obras emblemáticas: la monumental araña del Salón Azul del Congreso de la Nación, luminarias para el Teatro Colón y candelabros en el mausoleo de San Martín en la Catedral.

En 1932 se instaló en Alta Gracia, donde levantó su casa-taller “La Peña”. Allí, entre las sierras, retomó el modelado en terracota y abrió su espacio a la comunidad, marcando un antes y un después en la vida cultural de la ciudad.

La llegada de Hourgras

Luis Hourgras nació en 1937 en Vicente López, hijo de inmigrantes franceses. Su madre, Jeanne Fondeville, llegó a Alta Gracia en busca de trabajo y fue contratada como ama de llaves por Dubois. Fue ese vínculo el que cambió la vida del pequeño Luis.

“Dubois logró convencer a mi madre para que nos quedáramos en Alta Gracia y en su taller me formó en dibujo, modelado y pintura”, recordaría después. Así, de la mano del escultor parisino, comenzó una carrera que lo llevaría a escenarios impensados.

De Alta Gracia al mundo

A los 24 años, Hourgras expuso en la Galería Witcomb de Buenos Aires, un templo del arte argentino donde habían mostrado su obra Quinquela Martín, Berni y Pettoruti. Luego obtuvo una beca para la Cité Internationale des Arts en París (1969) y presentó sus pinturas en Barcelona, Punta del Este, Marbella, Brasil, Paraguay y varias ciudades argentinas.

En 2003 recibió el Primer Premio Salón des Arts de Pau, en Francia. Sin embargo, nunca dejó de volver a Alta Gracia. Allí instaló su taller, formó discípulos y dejó esculturas que hoy forman parte del paisaje urbano, como la del Che Guevara niño en el chalet de Avellaneda 501, mundialmente conocida tras la foto de Fidel Castro y Hugo Chávez en 2006.

El Museo como legado

La casa-taller de Dubois permaneció por décadas como un sitio cargado de memoria. Fue gracias al impulso de artistas como Hourgras y a la movilización de la comunidad que, en 2010, se inauguró oficialmente como museo. Desde entonces, “La Peña” se convirtió en un espacio vivo: conserva la obra del escultor francés y funciona también como taller y lugar de encuentro para nuevas generaciones de artistas.

Una historia entrelazada

El aniversario de ayer recordó que la historia del Museo Dubois no puede separarse de dos nombres: el del escultor parisino que eligió Alta Gracia como destino y el del joven discípulo que, bajo su influencia, llevó la ciudad al mundo.

Dubois murió en 1968, pero su impronta sigue vigente en cada rincón de “La Peña”. Hourgras, a su vez, demostró que esa herencia podía proyectarse más allá de las sierras. Entre ambos, trazaron un puente que explica por qué hoy, a 15 años de la creación del museo, el arte ocupa un lugar tan profundo en la identidad de Alta Gracia.

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