Desde hace tiempo, las ferias se han convertido en un modelo productivo en expansión; las cuales apuestan al comercio justo y solidario pero también a un amplio movimiento turístico que genera ganancias en todos los sectores.
Son precisamente las grandes ciudades las que avalan está proliferación de emprendedores, porque hoy por hoy- y más aún después de la pandemia- son sinónimo de desarrollo. Sin embargo, está claro que no es algo que le interese a una ciudad como Alta Gracia dónde siguen privilegiando a unos pocos y poniendo un sinfín de obstáculos a quienes realmente quieren trabajar.
Es el caso de «Desapego» una feria que funciona una vez al mes y a la cuál ya le tiraron con dardos para bajarla. ¿Quienes?, aquellos que se creen dueños del centro y que reniegan de «abrir» un fin de semana: los artesanos.
En las últimas horas, integrantes de «Desapego» recibieron una nota por parte del Municipio, en dónde se les ordena que deben «mudarse de lugar». Y es que estos dueños sin título de la zona de primer orden, hablan de una «competencia desleal» y quieren exclusividad. Así, sin ningún argumento sólido, el Municipio volvió a respaldarlos.
Los artesanos- que no son más que un pequeño grupo de personas que se opone a todo- se quejaron ante las autoridades municipales sobre la supuesta reventa de productos que hacian algunos feriantes. Tras esto, desde el área de Comercio e Inspección General, realizaron un control exhaustivo sobre los puestos y dieron con que en realidad solo un microemprendedor no se ajustaba a la ordenanza. Éste cambió sus productos y pudo seguir vendiendo.
Siempre «al libre albedrío»
Por otra parte, desde hace tiempo se habla de la necesidad de una ordenanza «madre» sobre las ferias en la ciudad; la cuál sea clara y no de lugar a interpretaciones propias y egoístas. Entonces, ¿que esperan los concejales? ¿van a seguir discutiendo por los yuyos altos o el nombre de alguna calle mientras le ponen un freno al trabajo?.
Pero, lo que no deja de sorprender es que quienes se quejan de las ferias son los mismos que han favorecido el casi nulo movimiento turístico que durante años hubo en el casco céntrico. Sobre todo, los fines de semana.
Los puestos cerrados y vacíos en las fechas más importantes del año, fueron una histórica postal en Plaza Solares. Así mismo, ni bien concibieron como un «peligro» la importante feria que se gestaba en el Crucero, también salieron a pegar el grito en el cielo. De no creer.
Lo irrisorio es que el Municipio se preste para estás mezquindades y, de esta manera, le siga poniendo frenos a la economía alternativa que tanto beneficia al turismo local.
Sólo en una ciudad como Alta Gracia emprendedores y artesanos no pueden convivir. Una ciudad en la que prevalece el pensamiento arcaico y dónde los comerciantes se niegan a abrir más horas en temporada de verano.
Una ciudad que pretende ser número uno en oferta turística pero que parece estar detenida en el tiempo y ni siquiera puede regular a los naranjitas. Otros que cobran lo que quieren y espantan al visitante.
Simplemente… una ciudad que atrasa.