Matar sin apretar el gatillo: ¿Por qué el «Manosanta» podría recibir la misma condena que Diego Concha?

Hace pocos días se conoció la fecha de juicio contra Fernando Soria – más conocido como el Manosanta de Alta Gracia- acusado de más de 30 causas de estafa, abuso sexual y, más recientemente, de femicidio.

¿Cómo puede alguien matar a otra persona estando entre rejas?, ¿Cómo puede alguien ser acusado de un crimen sin haber sido el autor material y/o intelectual del mismo?. Son situaciones que hasta hace pocos años eran impensadas de ser concebidas como tal en la Justicia y, sin embargo, en Córdoba hay firmes precedentes.

Tras la autodeterminación de una de las denunciantes del Santiagueño que se signaba como un guía espiritual y de sanación, la Justicia entendió que Soria debía ser también juzgado por dicha «decisión», es decir, considerarlo el responsable de esa muerte. Se atribuyó ese desenlace al sufrimiento que la víctima había experimentado tras el abuso sufrido por parte del falso sanador y, en eso las pericias psicológicas y psiquiatricas de la mujer fueron determinantes.

Sucedió algo muy similar con sentencia del exdirector de Defensa Civil Diego Concha. Mientras el exfuncionario estaba tras las rejas por una denuncia de violencia por parte de su esposa y, por las acusaciones de una joven bombero que lo acusó de abuso sexual, la decisión de esta última de quitarse la vida agravaría la situación de Concha. Ahora, seria también imputado por femicidio.

Días antes de decidir su triste final, Luana Ludueña, aspirante bombero, denunció ante los medios a Diego Concha y lo hizo sin tapujos. Dijo que el también Jefe de Bomberos la había amenazado y que «vivía con miedo».

Cuando Luana se quitó la vida, Concha ya estaba preso.

Finalmente, la condena fue de prisión perpetua.

El primer precedente en Córdoba: el caso Sathya

En septiembre de 2021, condenaron a prisión perpetua a un hombre tras el suicidio de su hija tras años de haberla abusado.

La joven denunció que fue sometida por su propio padre desde los 8 hasta los 14 años de edad y lo dejó explícito en una carta. Todo derivó en la condena máxima del hombre.

El interrogante de algunos jueces y fiscales a la hora de deliberar es tratar de reconocer con exactitud cual fue el detonante de la drástica decisión de la víctima. Es un hilo muy fino y no menor.

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