Soy Rodolfo, con “R” de River

River ha sido una constante en tu vida, el de acá, el de Buenos Aires…
River siempre estuvo ligado a mi vida. Vivía en Villa Urquiza, a los14 años iba al colegio a la mañana, comía y me iba a la cancha en el tranvía 35, que me dejaba cerca. Iba a ver los entrenamientos y me fui haciendo amigo de todos los jugadores. Entraba a la cancha mientras entrenaban. Estaban Moreno, Pedernera, Loustau, Pipo Rossi, Carrizo… y del que más amigo me hice fue de Labruna, que vivía a pocas cuadras de la cancha, cuando terminaba el entrenamiento, nos íbamos juntos. Nos unió una amistad de toda la vida.

De eso ya vamos a hablar, pero, ¿Cómo entra Alta Gracia en tu vida?
En el año 51, mis padres instalaron un almacén en Uruguay y Prudencio Bustos. Y empecé a jugar al fútbol acá. Primero jugué en Sportivo, donde fui arquero suplente de Parejo que había venido de 9 de Julio de Córdoba y que luego lo vendieron a a Atlanta junto a Belotti. Aquel Sportivo formaba con Parejo; Pimpollo Martín y Sequeira; Rizio, Canelo y Quiroga; Olazar, Belotti, Carballo, Cid y Adasse. Estuve un par de años más en Sportivo y me fui de nuevo a Buenos Aires, hasta la época de la revolución de 1955. Me dijeron que estaban bombardeando Alta Gracia, me preocupé y volví a ver a mis viejos y ya me quedé hasta el 63 más o menos.

Acá es cuando tu historia se relaciona con River de Alta Gracia. ¿Cómo era Pepe Fuentes?
Era un hinchapelotas bárbaro que era el alma del club, él ERA el club ni más ni menos. Los Fuentes eran River. En el buzón del almacén de Manuel (Mansilla y Franchini) nos juntábamos para ir a la cancha, en la casa de Pepe se hacían las reuniones del club. Era todo.

¿Con quiénes jugaste en River?
Iba yo al arco, jugaban Paco Gallardo y Chiquito Jaime; Quique Fraga, Roberto Rodríguez y Juan Arana; Ramos, el chueco Sarmiento, Moío, Rosales y el paraguayo “Cabeza e fierro”. Con ese equipo salimos campeones e hicimos historia en Alta Gracia. Una anécdota: jugábamos una Copa Palermo, Sportivo, River y Colón. En el primer partido le ganamos a Sportivo 1 a 0; ese día le atajé un penal al zurdo Barrera. La final la jugamos con Palermo. A los diez minutos, vino una pelota larga, que parecía fácil pero se me escapó y di rebote. Andaba cerca Iervasi y me hizo el gol. Cinco minutos después cabecea el “Plancha” Roldán y se me escapa de nuevo y pega en el palo. ¡No sabés como se puso Pepe! Lo mandó a Carlitos (uno de sus hijos) a decirme que me tirara al suelo y me hiciera el lesionado porque me había vendido (risas)… terminamos ganando el partido 5 a 1. Era un equipazo aquel de River.

River, radical…
Radical y de River toda la vida. Los colores rojo y blanco me pueden. Soy Rodolfo con “R” de River y de Radicalismo.

Rodolfo Talamonti continúa contando su historia, ahora ya de largo…
En el 70, Labruna era técnico del River que perdió el campeonato por un gol de diferencia con Independiente. En el 71 agarró Argentinos Juniors. Yo siempre iba a ver los entrenamientos y charlábamosl. Un día fui a ver Huracán con Atlanta y le comenté lo que había visto, porque Huracán era el próximo rival de Argentinos. Total que Argentinos le ganó a Huracán 3 a 0. Angel me dijo “la verdad es que viste bien las cosas, me gustó”. A los dos meses, un día me pidió que lo siguiera con el auto. Fuimos hasta la zona del Abasto. Se reunió con Vesco, presidente de Rosario Central. Labruna ganaba 250 mil pesos en Argentinos. Central quería ganar el Nacional y arreglaron 1 millón de pesos por mes. Para Torrecillas 500 mil y 250 mil para mí.

¿En condición de qué?
Labruna conmigo inauguró lo que son ahora los ayudantes de campo. Salimos campeones del Nacional ganándole la final a San Lorenzo. Fue el campeonato que en semifinales hace el famoso gol de palomita Aldo Poy. Formaba con Munutti, Pascuttini y el colorado Killer; González, Landucci y Fanessi; Bóveda, Bustos o Aimar, Poy, Colman y Gramajo. En el 72 vino la Milonga Heredia, cuando a mitad de año los dirigentes nos dijeron que ya lo habían vendido. “¿Lo vendieron?, bueno, me voy”, dijo Labruna. Y nos fuimos. Mi destino más tarde estuvo en Chile.

¿En Chile?
De Magallanes piden que recomiende dos jugadores y se llevan a Berrio de Vélez y a Gonzalito, de Independiente. Se dieron una serie de cuestiones que derivaron en que me contrataran como Secretario Técnico por muy buen dinero. En el 74 trabajé allá. Hicimos una muy buena campaña.

Pero volviste con Labruna…
Volví a Buenos Aires en 1975 cuando Angel volvió a River. Me bancaba Labruna. En el 76, como seguía igual, me volví a Chile. En el 77 me vuelvo a Buenos Aires y ahí sí, arreglo con Aragón Cabrera. Desde ahí estuve en River. Me jubilé de River. Estuve 23 años en el club.

De presidente estaba Aragón Cabrera, ¿qué tal?
Aragón Cabrera era un fenómeno. Tuvo la desgracia de tener la presión del Almirante Lacoste, hincha de River y crítico de Labruna. Como estaba en el medio una negociación por los predios entre el Estado y River, el Almirante puso como condición que se fuera Angel. Así fue como lo echaron y asumió Distéfano. Me ofrecieron ser ayudante de campo y Labruna de manager. Fue cuando volvimos a Talleres.

Donde armaron un muy buen equipo…
En Talleres en el 82 armamos un equipazo: Quiroga; Galván y Pavón; Ocaño, Coudannes y Oviedo; Pedro González, Jota Jota, Morete, Valencia y Guerini. Perdimos la semifinal con Ferro.

¿Cómo definirías a Labruna?
Era un fenómeno. Con un carisma tremendo que hacía que los jugadores lo quisieran mucho y una capacidad extraordinaria para ver jugadores. El llevó a River a Comelles, a Artico, a Pedro González del Sport Boys de Lima con 27 años… En el 75 a River le hacía falta un número “dos” y esperó hasta que le ofrecieron a uno que realmente le gustaba: Perfumo. El se jugó por traerlo a Luque del Unión del Toto Lorenzo. Tenía 27 años y resultó siendo un fenómeno.

¿Quién fue el mejor jugador que viste?
El mejor jugador que ví fue Jota Jota López. Era un técnico adentro de la cancha. Manejaba los tiempos del equipo y del partido. Además, un tipo bárbaro.

¿Y de los de acá en Alta Gracia?
Paco Gallardo; hubiera jugado en la Primera de Boca, de River o Independiente si hubiera querido. Un “dos” extraordinario, un fenómeno. Tenía una calidad y una solidez espectacular. Con Rodolfo podría se podría conversar todo el día. Hoy, sigue viendo fútbol a diario “se corre mucho, hay mucha marca, se pega demasiado”, dice. Pero sigue amando a éste, el deporte más hermoso del mundo y que ha sido la razón de toda su vida.

Anécdotas Futboleras
«Cuanto tenía unos 15 años me fui a probar a River, soñaba con poder ahí. El técnico de los juveniles era Carlitos Peucelle. Me probé de arquero, pero la pelota no me llegaba nunca, no podía demostrar nada. Fui como tres o cuatro veces y me seguían citando. Entonces hablé con el técnico y le dije “Mire señor, juego de arquero pero la pelota no me llega nunca al arco”.

Me dio la razón y me pidió que lo esperara un ratito. Luego me llevó hasta un arco y me empezó a patear él mismo. Fueron como diez minutos, luego me habló y seriamente me dijo: “le voy a dar un consejo, siga estudiando».

«Una vez llevé a probarse a River unos chicos. Estaba haciendo fútbol la Séptima, donde jugaba la “Gata” Fernández, que era la figura de inferiores del club. Me puse a mirar la práctica y cuando terminó, pregunté cómo se llamaba el “nueve” y lo anoté: “Cavenaghi”. Y dije que ese iba a llegar a Primera antes que la Gata. Y así fue».

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