Sufría bullying y era muy callado: el perfil del hijastro

Era un chico inofensivo, jamás hubiese pensado que pudiera hacer algo así”. “Fabian era una buena persona, no se merece que lo tilden de violento”, “Eran una familia muy unida, siempre estaban juntos”. Estos, fueron algunos de los comentarios de personas que conocían a los protagonistas de la tragedia ocurrida el pasado lunes en un domicilio de Barrio Poluyan; cuando un joven asesinó a su padrastro de un disparo en la cabeza.

Al principio, parecía tratarse de una reacción “anunciada”, por así decirlo, teniendo en cuenta que el autor del hecho, Maximiliano Romero de no más de 20 años, le habría manifestado a la Policía, estar “cansado” de presenciar actos de violencia de este hombre para con su madre. Por ende, podía dilucidarse que ese había sido el desencadenante del hecho. El joven, se presentó en la comisaría pasadas las 11 de la mañana del lunes y llevaba consigo una mochila. Insistentemente pidió hablar con el comisario y ni bien fue atendido dijo: “me vengo a entregar, hace un rato maté a mi padrastro con esta arma” y, sacó de la mochila un revolver.
Inmediatamente, la Policía fue a corroborar lo que el joven decía y, efectivamente, se encontraron con la impactante escena. El hombre, estaba muerto con un disparo en la cabeza. Si bien oficialmente no se confirmó como fue el hallazgo, se supo que el hombre estaba recostado en la cama y que, aparentemente, lo asesinaron mientras dormía.

No había denuncias previas
La víctima fue identificada como Fabian Romero de 42 años. El hombre vivía en Costanera Norte y Pasaje Domínguez junto a su esposa y el hijo de esta, su victimario, a quien según cercanos este “crió desde chiquito”. El fiscal Alejandro Peralta Otonello, confirmó a RESUMEN que a pesar de la hipótesis de la violencia de género, en la Justicia no hay denuncias previas que constaten estos antecedentes. De todos modos, esto no alcanza para descartar esa conjetura, ya que aún, en la mayoría de los casos, la mujer sigue sin denunciar hechos de esta índole.

Una familia “feliz”
De este modo, allegados a la familia describieron la relación que estos tenían (o la que se veía puertas para afuera). Por esto, es que el hecho parece ser al momento, inexplicable. “Eran una familia muy unida, siempre estaban juntos. Viajaban a todos lados. El le decía papá porque Fabian lo crió desde chiquito y parecían tener una relación excelente, por eso no sabemos ni entendemos lo que pasó”, expresó un familiar de la víctima a RESUMEN.
Fabian, vivía de una pensión que cobraba por la discapacidad que un accidente vehicular le dejó y “de algunas changas” que hacía a veces. “El le había hasta comprado una moto al chico para que fuera al encuentro de motos y el chico estaba feliz”, aseguraron los cercanos remarcando la buena relación padre-hijo que prevalecía en ambos.

Callado y… ¿sufría bullying?
Tanto la familia de la víctima como gente que conocía muy bien al autor del hecho, coincidieron en un punto: era un chico muy callado y parecía una “muy buena persona”. Ezequiel, un amigo del joven con quien compartía el gusto por los comics y los videojuegos, agregó algo más a RESUMEN: “era un chico inofensivo, sensible y que sufría bullying”. Este, no quiso ahondar acerca del tema, pero agregó: “El no era capaz de hacer una cosa así. Vos pensá las cosas que uno llega a acumular para reaccionar de tal manera, es triste y no se merece estar donde está”.
Es un caso peculiar en el cual nadie se encargó de defenestrar al victimario precisamente porque no pueden entender que fue lo que pudo haberle ocurrido. Pero, tampoco se aludió a un comportamiento violento de la víctima para con su esposa; por el contrario, la mayoría la catalogaron como “una pareja llena de amor, siempre felices” y describieron al  hombre como «un gordito felíz y bonachón»

Un hecho que por ahora siembra dudas y que, por los dichos, parece tener dos víctimas.

 

Imagen Facebook Fabian Romero

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