Pasaron ya dos años de la drástrica decisión que el condenado por la muerte del cura Luis Cortés, tomó mientras purgaba una sentencia a perpetua en la cárcel de Cruz del Eje. Edgar «Pinguchi» Díaz ya había tenido varios intentos de suicidio en prisión y siempre había sostenido su inocencia.
El del padre Luis Cortes fue un crimen que dividió las aguas en la ciudad. El querido sacerdote de Alta Gracia fue hallado sin vida en su casa en agosto de 2015 y para la Justicia había sido un «Homicidio Criminis Cause»: «le robaron, lo asesinaron y para ocultar ese delito prendieron fuego su casa», confirmaban en ese entonces los investigadores. El pueblo se levantaba y exigía Justicia.
Por el hecho señalaron a Edgar Díaz- vecino de barrio Sabatini que conocía al sacerdote- pero en el juicio éste apuntó contra su padre, «El Gringo» Díaz, quien contaba con un grueso prontuario delictual y- para muchos- con un alto apoyo de las arcas políticas locales. «No fui yo, fue mi padre», dijo el joven. Se daría en ese entonces un careo padre e hijo nunca antes visto en la historia de un tribunal cordobés. Sin embargo, la Justicia encontró un solo culpable y ese fue «Pinguchi».
La carta
Según los dichos de Roxana- pareja de Edgar y la última persona que lo vio con vida- ellos estaban por casarse. Horas antes de que desde el servicio penitenciario le informaran sobre el hallazgo del cuerpo sin vida de su novio, ella lo había visitado en la cárcel y, entre las pertenencias que él le había entregado, la joven encontró una carta desgarradora en donde una vez mas remarcaba que «era inocente» y que «sufría mucho». A esa nota, RESUMEN accedió de manera exclusiva y, para muchos, su muerte dejó mas dudas que certezas.
Aquí el escrito:











Comentarios: