Durante la charla, Valeria Amateis destacó que la ciudad logró romper con la idea de “temporada alta” para convertirse en un destino activo los 12 meses del año. Explicó que este presente no es casualidad, sino el resultado de una planificación sostenida que articula cultura, historia, gastronomía, naturaleza y festivales que convocan a miles de visitantes.
Contó que cada evento —desde festivales tradicionales hasta propuestas independientes, ferias, muestras y actividades en los museos— genera impacto directo en emprendedores, comercios, hotelería y gastronomía.
“Hoy en Alta Gracia no hay fines de semana vacíos”, señaló, subrayando que la ocupación viene creciendo de manera sostenida y que los visitantes ya eligen la ciudad no solo para escapadas, sino para estadías más largas.
Amateis también remarcó el rol de la identidad local como un valor diferencial: la ciudad supo transformar su patrimonio y su impronta cultural en una experiencia turística auténtica. Las nuevas generaciones, afirmó, buscan destinos que ofrezcan vivencias reales, conexión, arte y espacios donde algo esté pasando siempre. Y en ese sentido, Alta Gracia se posiciona como un epicentro cultural del interior cordobés.
Además, adelantó que la agenda de verano será una de las más completas de los últimos años, con festivales masivos, ciclos musicales, intervenciones urbanas, ferias y propuestas familiares en distintos puntos de la ciudad. “Lo que viene es grande —y lo mejor es que no termina cuando se apaga el verano”, aseguró.
Con un crecimiento que se refleja en números, en visitantes y en reconocimiento provincial, la ciudad se prepara para un cierre de año que confirma una tendencia: Alta Gracia está dejando de ser solo un destino turístico para convertirse en un polo cultural, económico y social que late sin pausa.
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