Sociedad

Las veredas en mal estado lideran el ranking de las intimaciones

A pesar de las intimaciones, aún persisten muchas, demasiadas, veredas que no están en condiciones de ser transitadas: malezas, escombros, desniveles, etc, son algunas de las dificultades con las que el transeúnte se encuentra, mientras se abre la discusión acerca de una ciudad accesible. Si bien es un tema recurrente desde hace años, el municipio lo había, en su momento, calificado como prioritario para la nueva gestión y asegura hacer un minucioso seguimiento a las notificaciones que ya fueron entregadas.

Cifras elocuentes
“Cada vez que los inspectores salen traen un promedio entre 7 y 15 inspecciones: un 60% refieren a arreglo de veredas y escombros, lo que se traduce a 4 reclamos por día, por lo menos, en materia de juntar escombros y arreglar veredas mientras las demás se deben a irregularidades de obras en construcción”, explica Julio Infante a cargo del Área de Control Urbano y miembro de la Comisión del POUT. Según explica el funcionario, el vecino tiene 72 horas después de la primera notificación para arreglar. En caso de no solucionarse se manda de nuevo una inspección y en caso negativo, luego se labra un acta que es elevada a la Jueza de Faltas para determinar la multa a aplicar. La persona notificada puede recurrir a la secretaría que corresponda a exponer su caso particular y solicitar ayuda al municipio si no estuviera en condiciones de realizar las tareas solicitadas. “Esto quiere decir, que por más que mandemos inspectores y notifiquemos, no hay garantía de que el vecino lo solucione, sino tiene buena voluntad”, afirma Infante.

¿Ciudad accesible?
Por más que todo vecino, entonces, debería hacerse cargo del estado de su vereda, una ciudad idealmente accesible debería prever un plan que no se limite a unas pocas cuadras céntricas. Según lo que se puede leer en la Guía para una Ciudad Accesible, del Gobierno de la Provincia se subraya la importancia de que exista un itinerario accesible para todas las personas que vincule las calles principales y secundarias hacia edificios públicos, de educación, de salud, recreación, estacionamientos, paradas de transporte público etc. Con respecto a las veredas, propiamente dichas, deberían tener un ancho mínimo de 1metro y 20 centímetros y poseer unos pisos compactos, antideslizantes y eso sin duda debería prever otra planificación y, es importante subrayarlo, es un tema que abarca a todas las ciudades del país.
Los testimonios de personas con movilidad reducidas son tajantes: “ Dónde hay veredas anchas, puede que haya bares o bancos. En algunas zonas las veredas están en tal mal estado que es preferible caminar por las calles, si es que no son de tierra o que no están con pozos y desniveles”, explica Ana de Barrio Pouluyán.
De hecho, en las primeras reuniones del Pout, miembros del Observatorio Discapacidad plantearon la necesidad de armar circuitos accesibles, más que ir poniendo a adaptando rampas obsoletas. Marcos Moreira, Director de Obras Públicas, explica a Resumen que, se está trabajando en un circuito en las calles céntricas, cuyo proyecto había sido presentado a Nación, para recibir los fondos suficientes. Por las demoras de la gestión, se empezó a trabajar en algunas rampas en determinados puntos de la ciudad.

Dibujo de Osvaldo Rugani

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