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Día del Maestro: recordamos al héroe Héctor Moyano

Entregó su vida literalmente por la Escuela Maestro Honorio Quiroga y por el Observatorio de Bosque Alegre. Falleció tras sufrir quemaduras en el 60 por ciento de su cuerpo por salvar la cúpula del Observatorio de los incendios en 2003.

En esta jornada tan emotiva para los y las docentes de todo el país, desde esta redacción queríamos hacer un pequeño homenaje al Maestro Héctor Moyano, de Alta Gracia, quien enseñaba en la escuela de Bosque Alegre y trabajaba también en el Observatorio.

En su honor, una escuela de barrio Chingolo de Córdoba Capital y una plaza de Alta Gracia, en Parque Virrey, llevan su nombre.

escuela maestro moyano - Diario Resumen de la región

Dialogamos con Laura Moyano, su hija, quien tras dieciocho años, sigue hablando de él con profunda admiración: «Como maestro fue un hombre que siguió su vocación de servicio. Entregó todo por cada uno de los niños que paso por sus aulas, les enseñaba, les cocinaba, les festejaba los cumpleaños y hasta los llevaba a la cancha a ver a sus equipos y a Disney sobre Hielo, no sé como explicarlo pero los sentía como sus hijos. Siempre con su guardapolvo blanco. Al principio vivíamos en Bosque Alegre, pero cuando yo inicié el jardín de infantes, nos mudamos a Alta Gracia. En ese momento empezó a viajar en moto todos los días durante unos treinta años por el camino de tierra, sus últimos años lo hacía al camino en su Fiat Torino, cargando en el viaje a sus alumnos. Pasaban toda la mañana y parte de la tarde en la escuela: desayunaban, almorzaban y merendaban con él. Por unos años tuvo la compañía de la señorita Marité y también de la cocinera. Pero durante todo el resto estuvo solo y mamá lo ayudaba con la preparación de la comida. Duró en sus funciones 42 años y falleció esperando su jubilación».

Y continúa: «Entre otras cosas con sus alumnos tenían una huerta y también se encargaban de transplantar los pinos a lugares donde no había, para darle esa forma de bosque al lugar. Jugaban al fútbol en los recreos. Una o dos veces al año hacía un asado con cuero para sacar fondos para abastecer a la escuela de todo lo que le faltaba,comprar ropa y guardapolvos para los niños y todo lo necesario«.

escuela honorio bosque alegre - Diario Resumen de la región

La Escuela Maestro Honorio Quiroga

Primero tenía por nombre un número y cuando pasó al ámbito provincial, Moyano decidió ponerle el nombre de su primer director. Allí los alumnos nunca eran más de treinta: por lo tanto él debía enseñar a los siete grados de la primaria, con un aula de gran tamaño y dos pizarrones que dividía en cuatro.

Los papás de sus alumnos eran de clase baja, trabajaban en las estancias o en las canteras de Alta Gracia y zona, entonces los niños comían solamente en la escuela. Incluso los últimos años, cuando ya viajaba en su Torino, los llevaba él mismo.

Su amor por la astronomía

Se anotó en un concurso de la de Universidad Nacional de Córdoba y logró convertirse en Técnico Astrónomo e ingresó a trabajar en el Observatorio. ¿Por qué? Porque sus suegros no querían que su hija se casara con un maestro. Entonces decidió sumar otro ingreso: por la noche observaba las estrellas y por la mañana y la siesta trabajaba en la escuela. Dormía por la tarde.

Los pinos que rodeaban la cúpula-hasta el año pasado, cuando el fuego casi devora todo- fueron plantados por él. Los pinos son necesarios para cuidar los instrumentos de la cúpula donde se encuentra el telescopio, otorgar sombra permanente al suelo, no levantar humedad, parar el viento y otorgar una imagen nítida para los astrónomos.

El día del incendio que se llevó su vida

Ese día el foco se inició al mediodía y llamaron a los bomberos. Éstos recién llegaron a las 21 horas: «estuvimos mucho tiempo solos». Moyano trabajó intentando apagar el fuego junto a gente del lugar, amigos, sus hijos y amigos de sus hijos. En un momento quedaron atrapados por las llamas ya que el viento viró. Los sacó a sus hijos por la ladera pero él no salió. Cuando llegaron los bomberos, lo lograron sacar y aparentemente estaba bien. Pero sufrió quemaduras en más del sesenta por ciento de su cuerpo y estuvo una semana internado en la terapia intensiva del Instituto del Quemado. Falleció a la semana siguiente, con 64 años.

Como papá

Ante la pregunta de cómo era como padre, Laura respondió: «Como papá es difícil definirlo, mucho de su tiempo lo dedicaba a su trabajo, que en realidad era su vocación de servicio, por lo tanto cuando eramos niños mucho no lo tuvimos. Cuando crecimos pudimos entender el porque y aprender de su empatía, su compromiso con el otro, su responsabilidad social. Era un hombre simple, de muchos amigos y lleno de valores, amante de su lugar en el mundo, Bosque Alegre y de su ciudad, Alta Gracia.»

«Nos dejó como hijos, todo eso que no tiene precio, sus valores, su amor por lo que se hace y el compromiso de hacerlo lo mejor posible. Quería mucho a su familia y nos mimaba a cada uno de alguna forma especial. Inolvidable y necesario».

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