La Doctora destacó que la hidratación es clave para todo el organismo y especialmente para la piel. Explicó que el agua actúa como antiinflamatorio natural y que las infusiones no reemplazan su función, ya que son diuréticas.
La recomendación general es consumir entre dos y tres litros de agua por día, dependiendo del peso corporal.
La especialista remarcó que la piel no solo sufre por la radiación solar directa. Las luces LED y las pantallas también emiten radiación azul, altamente inflamatoria, según estudios realizados durante la pandemia.
Para minimizar el impacto, sugirió mantener una correcta hidratación y utilizar protectores solares tópicos, junto con antioxidantes que fortalecen la piel desde el interior.
Mitos peligrosos en redes sociales
Amaya advirtió sobre tendencias en redes que recomiendan no usar protector solar para formar el supuesto “callo solar”.
Aclaró que este concepto es falso: “Ese ‘callo’ es en realidad una queratosis actínica, una lesión premaligna que con el tiempo puede evolucionar en cáncer de piel”.
Ninguna sociedad científica respalda esta idea, y estudios internacionales han demostrado el riesgo de estas prácticas.
También explicó que para sintetizar vitamina D solo se necesitan entre 10 y 15 minutos diarios de sol, sin exponerse en horarios de radiación intensa.
Protectores solares: qué tener en cuenta
Sobre el temor a ciertos componentes de los protectores, Amaya indicó que las nuevas formulaciones ya no incluyen oxibenzona ni octinoxato, los químicos más cuestionados.
Para quienes buscan alternativas, existen protectores minerales o físicos, ideales para pieles sensibles. Hoy el mercado ofrece opciones en crema, aerosol, barra, polvo y brocha.
La dermatóloga aclaró que el protector no es el único recurso. También recomendó sombreros de ala ancha, gafas, ropa clara, mangas largas y prendas con protección UV, especialmente en niños.
Recordó que los menores de un año no deben usar protector solar y deben evitarse los horarios de mayor radiación, de 11 a 16.
Señales de alerta en la piel
Amaya subrayó la importancia de consultar ante manchas persistentes, ásperas o rosadas que no desaparezcan en uno o dos meses. Suelen corresponder a queratosis actínicas, tratables en etapas iniciales.
Respecto al cáncer de piel, aclaró que la mayoría de los casos son curables si se detectan a tiempo, aunque insistió en controlar cambios en lunares ante la posibilidad de melanoma.








Comentarios: