Educación

“Es tan preocupante el niño violentado como el que ha generado la violencia”

Claudia Martínez, Licenciada en Psicopedagogía, quien habló sobre el fenómeno de bullying en la escuela, luego de un caso reciente en Córdoba donde niños de 8 años le pusieron un alacrán sobre la panza de un compañerito y éste terminó hospitalizado al ser picado por el insecto.

Hoy fue dado de alta el niño de ocho años que debió ser internado el viernes pasado después de sufrir la picadura de un alacrán. Dicha picadura fue consecuencia de un acto de bullying en una escuela de Córdoba Capital. El caso salió a la luz por las declaraciones del taxista que llevó al niño con su madre al Hospital de Niños. Para tener un análisis más preciso de este hecho de agresión entre niños dentro del contexto escolar, Todo Pasa dialogó con Claudia Martínez, Licenciada en Psicopedagogía, quien hizo varias observaciones a considerar para este caso particular de bullying.

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Antes de ir al punto en cuestión, la profesional aclaró una serie de cuestiones previas a considerar para esta situación. “Me parece que el regreso a las aulas está presentando distintas cuestiones en los comportamientos en las instituciones escolares. Los niños están volviendo a encontrarse y compartir. Todos hemos vivido en una situación de poca interacción social, y eso trae aparejado distintas situaciones que estamos viendo hoy en las instituciones educativas”.

La licenciada explicó que el ser humano cuando nace, es una persona agresiva y esto se debe a su instinto de supervivencia. Sin embargo, sobre este hecho que fue noticia, y muchos otros de los cuales suelen no llegar a hacerse públicos, dijo que tiene que ver con el acoso y el maltrato de algunas personas hacia otras. “Los niños lo viven y también están en proceso de construcción, en relación a los vínculos. Hay niños que manejan la agresividad de distinta manera, ya sea en situaciones familiares como sociales. Eso hace que ese monto de agresividad se plasme y se vislumbre de distintas formas. Muchas veces, eso se traduce en la agresión a otro. Es por esto que se produce el bullying en la escuela. Un niño o un grupo de ellos, toma a otro que siente que tiene menos recursos que ellos y de alguna manera, generan esta agresión hacia él”.

Martínez explicó que es necesario tener más elementos para determinar qué pasó y cuestionó en parte la forma en que los medios comunicaron lo sucedido. “Hay que evaluar si tuvieron una actitud premeditada (si llevaron al alacrán a la escuela), la hora del hecho, cuánto tiempo pasó entre una cosa y otra. Me parece que en esta situación nos encontramos con niños que están manejando niveles de agresividad muy altos y que han tenido una intencionalidad. ¿Cuál es la diferencia en relación a la violencia? Los niños en general no son violentos, sino que manejan distintos niveles de agresividad. Para ser violentos, necesitan tener una predeterminación y un objetivo determinado. No creo que estos niños hayan dimensionado las consecuencias de sus actos”. Sin embargo, Claudia confirmó que las escuelas están frente a situaciones de altísima agresividad y que los docentes deben estar muy alertas constantemente. Este fenómeno se debe a la pérdida de esa contención social que se genera en la escuela.

La profesional remarcó que el accionar por parte de la escuela en particular y de todas las instituciones en general es promover y trabajar los Acuerdos Escolares de Convivencia (AEC) y la Educación Sexual Integral (ESI), ambos pilares en la formación de los vínculos sanos entre los alumnos con sus pares y con otros actores sociales. “Es tan preocupante el niño violentado como el que ha generado la violencia. Hay que cuidar a los dos niños. Uno también está viviendo situaciones violentas. Se va a convertir en un adulto violento. La violencia se aprende. Hay niños que no pueden manejar esta agresividad y otros que tienen altos niveles de agresividad. Tiene que trabajar mucho la familia en esto y la sociedad entera tenemos que hacernos eco de esto. Los niños son los que sufren estas consecuencias. Los seres humanos aprendemos a través del cuerpo y la imitación. El niño crece mirándonos y se construyen conductas mucho más agresivas que otras. Si crece en un ambiente de violencia, es difícil correrse de ese eje”.

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