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Por Peperina pasaron más de 100 mil personas en cuatro días

En su quinta edición el festival gastronómico se impuso como uno de los eventos más convocantes.

Por quinto año consecutivo, Peperina se llevó adelante en el Polideportivo Municipal, pero esta vez se extendió en toda la pista Juan Turri, donde hubo exposición de productos, bebidas, espacios para degustar los distintos platos y, por supuesto, música en vivo para acompañar la jornada.
Peperina comenzó el jueves 18 de abril y se extendió hasta el domingo 21. Con apenas unas lloviznas y una Pascua algo fría, el clima acompañó más de lo esperado.
Para esta edición, estuvieron presentes Dolli Irigoyen, Osvaldo Gross, Narda Lepes, Soledad Nardelli, Martín Molteni, Juan Braceli, Jimena Monteverde, Pedro Lambertini, Francisco Sade, Juan Cruz Galetto, Lele Cristóbal, Inés de los Santos, Iwao Komiyama, Julián Espinosa, Ricardo Cortéz junto a Mario del Bó, Egüi Martin, Roal Zuzulich, entre otros reconocidos cocineros nacionales e internacionales que brindaron clases magistrales del arte culinario sobre el escenario.
Uno de los grandes atractivos del Festival fue el Mercado Nacional, dedicado a productores de distintos rincones del país.
Este sector contó con 120 representantes que ofrecieron aceites, frutas y verduras, quesos y fiambres, panes, dulces y arropes, granos y harinas, entre otra gran variedad.
Este año, el mercado además incluyó un sector especial para productores del mundo del té, tanto de nuestro país como del exterior, ofreciéndoles así un espacio de venta y promoción de sus productos.

La cultura gastronómica

Son diversos los puntos fuertes de este Festival que creció de forma exponencial desde aquella primera edición, hace 5 años atrás. En primer lugar, sin dudas, la calidad y el éxito de los cocineros invitados. Año tras año, ese “dream team” fue incorporando a todos y cada uno de los más grandes del país y de la región. Los mismos artistas gastronómicos, en sus distintas entrevistas, admiten que Peperina ya se volvió una cita a las que no se puede faltar.
Otro de los aciertos es el formato con entrada libre y gratuita que invita a dar un paseo y a disfrutar de una alternativa en la que no sólo se puede disfrutar del buen comer, sino que con la nutrida grilla, se pueden ver en vivo a esos “comunicadores” de la gastronomía que, a través de las distintas pantallas televisivas han ido cambiando la percepción y la forma de vivir la cocina desde lo cultural, más allá de las hornallas. Cada uno con sus formas, con su estilo, los cocineros atraen cada vez más público dispuesto a estar por horas escuchándolos y mirando sus habilidades, para luego poder intercambiar dos palabras e irse con un libro firmado. La seriedad meticulosa de Osvaldo Gross, el histrionismo de Narda Lepes, la calidez paciente de Dolli Irigoyen, la simpatía de Jimena Monteverde, la dulzura de Sole Nardelli; todo acompañando a esos platos y esas recetas que cautivan distintos públicos.

Crecer con identidad cultural

Pero si hay algo que remarcar en Peperina es la identidad y la coherencia en su esencia, aún frente al crecimiento exponencial. Hace 5 años atrás nació como un Festival gastronómico en el que el centro debía ser la comida, las recetas y los productos. A medida que fue creciendo hacia las afueras del óvalo, hasta ocuparlo por completo este año, se agregaron más stands de cocina, más variedades de sabores del mundo y locales y sobre todo se incorporó lo esencial: un gran mercado donde los otros protagonistas de la mesa, los productores, puedan exponer los mejor de sus mercancías.
Lo poco que en Peperina no está vinculado directamente a la cocina está pensado para concientizar, entretener, mostrar y acompañar en un paseo que, en muchos casos, duró más de media jornada para familias enteras: juegos, arte, música, ambiente y fundaciones solidarias.
Parecería que Peperina demostró que para convocar a una multitud, posicionar a Alta Gracia entre las ciudades más Festivaleras, lograr que nuestra ciudad se conozca a lo largo y lo ancho del país, alcanza con la sola joya de la gastronomía.

«Sólo sucede acá, en Peperina»

En una de las cenas en el “quincho” del complejo en el que se alojaban todos los invitados con sus familias, Pedro Lambertini, el joven cordobés que ya recorre el mundo con su gastronomía, comentó en off, mirando a la enorme mesada, que eso, de ver a tantos cocineros juntos, comiendo y contando anécdotas, “pasa solo aquí”.
Y efectivamente era muy curioso ver a Martín Molteni y Mario del Bo a la parrilla con un cabrito, Soledad Nardelli y Narda Lepes creando con las verduras, mientras charlaban descontracturadas, Lele Cristóbal divirtiéndose como siempre e Inés de Los Santos jugando junto con Pedro Lambertini con una espuma de fernet. En tanto, un otra punta, Iwao Komiyama hablaba de como afilar los cuchillos con la piedra de más de 40 años que tiene y que es lo único que usa.
Entre ellos, los organizadores del evento, los productores, los niños y las parejas- Cada uno, con su comida en el plato tuvo algo que comentar, que decir, que aportar, en una tertulia en la que varios preguntaban: “Che, ¿Osvaldo trajo la Selva Negra que preparó hoy?»
No será todo paz y armonía los 365 días al año. Personalidades fuertes y distintas, difíciles de juntar. Pero acá, en nuestra ciudad, se pudo.

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