Según estudios del CONICET, la UBA y la OMS, en diciembre aumentan los niveles de estrés por acumulación de tareas, presiones económicas y sobrecarga emocional. Un estudio reciente realizado por la Red Mundial Independiente de Investigación de Mercados, revelo que el 63% de los argentinos siente estrés, preocupación o cansancio con frecuencia. Además un informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina (UCA), mostro que el malestar psicológico alcanzó su punto más alto en 2025.
Diciembre tiene un ritmo propio. De repente, todo lo que venía lento durante el año se acelera. Cierres laborales, exámenes, actos escolares, trámites que «tienen que quedar listos», pendientes que presionan. Y en ese torbellino aparece la sensación de que hay que llegar aunque no sepamos muy bien a dónde.
Las fiestas tienen un brillo especial, pero también cargan con expectativas que a veces pesan.
Para algunas personas, diciembre significa familia, celebración y reencuentros. Para otras, significa ausencias, gastos, tensiones o la presión de “estar bien”.
Especialistas advierten que los últimos meses del año suelen registrar un aumento en las consultas por estrés, ansiedad, agotamiento y problemas de sueño. Para muchos, diciembre se convierte en un período donde la salud emocional queda en segundo plano: hay urgencia, presión, apuro. Y muchas veces, sin espacio para procesar lo agobia.
¿Qué podemos hacer para que diciembre no nos pase por encima?
- Bajar las expectativas: no todo tiene que estar listo antes del 31.
- Descansar un poco más: aunque sea diez minutos de pausa real.
- Elegir qué encuentros sí y cuáles no: decir que no también es un acto de salud mental.
- Compartir lo que sentimos: a veces contar lo que nos pesa libera más de lo que creemos.
- Pedir ayuda si algo nos supera: no hace falta llegar al límite.
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