Aquel 18 de julio de 1994 estuvo signado como un día nefasto para todos los argentinos, no solo para la comunidad judía, 85 vidas se perdían y más de 300 personas resultaban heridas. El odio fundamentalista iraní se había adueñado de las calles de Buenos Aires aquel lunes por la mañana, justo cuando el tiempo se negaba a avanzar como queriendo frenar el horror … el reloj marcó las 9:53hs … y una gigantesca explosión ensordecía la ciudad, instantes después el silencio fue tan atroz como la explosión misma, luego los llantos y gritos de desesperación comenzaron a sentirse con más fuerza que las sirenas de las ambulancias que llegaban al lugar.
El Dolor y la muerte se paseaban por el barrio del once y detenían su marcha en Pasteur 633, justo en frente de una montaña de escombros de lo que había sido minutos antes el edificio de la Asociación Mutual Israelita Argentina. Aquí comienza la historia de Mario Paz, un mozo del bar de la Amia con su familia radicada en Alta Gracia.
Ese lunes Mario si vio imposibilitado de viajar, su hijo Cristian se había intoxicado durante el fin de semana. Me levanté temprano el domingo y fui al crucero donde había un teléfono… cuenta Mario… tenía que avisar que no iría a trabajar ese lunes 18 de julio, no podía viajar a Buenos Aires.
Para este mozo que llego a Capital Federal buscando su destino como boxeador profesional, ese fatídico día tuvo un doble significado, salvar su vida y entender que el destino lo sacaba de la explosión para cumplir una tarea social desde su espacio de saber… el boxeo… Allí junto a Juan Ledesma , un ángel negro de defensa civil de AG y también boxeador, decidieron crear una escuelita en barrio Parque del Virrey … se juraron trabajar para extenderle la mano a los más jóvenes del barrio , para quitárselos a la calle y meterlos a un ring.
Juan… comentaba … “Tal vez no sacaremos un campeón, pero si seguro a muchos jóvenes de malos hábitos para generarles un esquema de disciplina, de entrenamiento…”
Estos dos boxeadores que le siguen peleando a la vida round a round, están llevando humildemente un trabajo social involucrando cada día a más jóvenes en este deporte de pugilato; y para aquellos que se animan a entrenar, ellos dan clase en calle Lavalle esquina Aguilera. De algo están más que seguros… que no tienen pensado tirar la toalla por más que tengan a Mike Tyson en frente.
Una columna del Lic. Gustavo Rossi, Pte del Partido Laborista.
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