La semana pasada el funcionario contó en el aire de «Todo Pasa» y a RESUMEN, esta tarde, sobre el «Proyecto Catamarca» que incluye la iluminación de toda la arteria, su puesta en valor, el arreglo de veredas, la construcción de una plaza donde la vía confluye con el Camino a La Paisanita, la disposición de bancos y cestos de basura.
En el lugar se encuentran trabajando unos treinta empleados municipales que han retirado grandes cantidades de basura de los túneles que lo conforman, se iluminará el edificio poniéndolo en valor y formaría parte, más adelante, de los trayectos turísticos de la ciudad. La idea es instalar luces LED hasta calle Cervantes y desde calle Liniers hasta Plaza Mitre. Según Ortíz, estiman que las tareas serían finalizadas a fines de octubre.
En el año 2014, los antiguos hornos fueron noticia debido a que se habían convertido en un espacio donde convergían malvivientes antes y después de cometer hechos delictivos. Los mismos utilizaban la zona baja-pasadizos y túneles-.
Declaración de Interés Municipal
El 16 de diciembre de 2004, los viejos hornos de cal de calle Catamarca y Cervantes de Villa Oviedo, fueron declarados de Interés Municipal debido a la historia que se guarda en ellos, a través de la ordenanza n° 7146: “Resulta prioritario preservar un testimonio de lo que constituyó una parte importante en el desarrollo productivo de la ciudad en los finales del siglo XIX y parte del siglo XX”, rezan los considerandos de dicha ordenanza. Cabe señalar además, que una etapa importante del crecimiento de la ciudad, se dio en parte a la magnitud adquirida por la minería y sus actividades paralelas.
Un poco de historia
Los hornos datan con anterioridad al año 1900. La piedra caliza luego de ser extraída de las canteras era trasladada al horno y luego de ser quemada se la transportaba mediante carros. La cercanía de la gran cantera de aprovisionamiento del Ferrocarril Central Argentino llevó el sistema de trasnporte hacia la zona de los hornos en el año 1911, permitiendo la salida de grandes volúmenes de cal, mica y berilio hacia todo el país desde el mismo lugar de su producción. Sergio de la Fuente, hijo de Gabriel “el pibe” y nieto de “Don Gerardo”, quienes trabajaban en el lugar, tiene aún algunos borrosos recuerdos sobre el funcionamiento de los hornos y del trabajo desempeñado por su familia. “Algunas imágenes quedan todavía en la memoria. Es una pena ver el lugar de esta manera, porque constituyó una importante porción de la historia de Alta Gracia”, señala De la Fuente y agrega que los últimos en trabajar en el lugar fueron los dueños de Pinturas Cremar, que apagaron la luz a finales de los años 80.
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