Sociedad

Los radioaficionados siguen cultivando el hobby y la pasión por comunicar

En una época en la que los avances tecnológicos crecen a un ritmo apabullante y en la que tanto
los celulares como las redes sociales parecen inundarlo todo, los radioaficionados no pierden la pasión de los orígenes de la comunicación, y llevan su voz por todo el planeta a través de ondas electromagnéticas. El atractivo de las conversaciones por radio está en la posibilidad de explorar otros lugares sin saber a ciencia cierta a quién se encontrará del otro lado. En principio, pareciera que sólo se trata de un pasatiempo pero si se produce una catástrofe y las comunicaciones modernas fallan, los radioaficionados se pasan horas frente al micrófono brindando un servicio fundamental y se convierten en una herramienta de apoyo tanto para los bomberos como para Defensa Civil.

En la ciudad hay aproximadamente 50 radioaficionados aunque en la actualidad no todos se encuentran activos. Los que forman parte del Radio Club Alta Gracia – que fue fundado en 1962 y en el que se dictan cursos para los que quieran iniciarse en la actividad- también montaron las estaciones de transmisión en sus propios domicilios y desde allí desarrollan su pasión.

Enlace con la Antártida

Claudio D’ambra tiene 62 años, trabaja como mecánico y desde los 18 que es radioaficionado. “Desde que era chico siempre me gustó entonces un día me acerqué al Radio Club y cuando prendieron el equipo y escuché que hablaban desde y para todos lados me animé y empecé”. La sigla de la licencia que le permite transmitir es LU1HFJ y recuerda que en las primeras comunicaciones que realizó las hizo “con un equipos que eran muy primitivos”. “Para mí ahora es un hobby pero en momento lo hice como un servicio a la comunidad. En esa época no había internet y comunicarse era bastante difícil”, dice y recuerda una anécdota: “Resulta que un muchacho de Alta Gracia se fue a trabajar a la Base Antártica Orcadas que es una estación científica. Entonces tres veces por semana venía a mi casa su esposa y través de la radio podía hablar con él. En aquellos tiempos era la única forma que había de comunicarse”. También sucede que muchas veces hace falta un medicamento específico para alguien y que en la ciudad o en el el país no se consigue entonces “a través de la radio nos contactamos y hemos logrado obtenerlo”, concluye.

Expedición radial
El sonido agudo de una interferencia no permite escuchar con transparencia la lejana voz de fondo. El técnico electrónico Norberto Del Villar mueve el dial de frecuencias y puede oírse con nitidez una tonada particular. “Ese deber ser el mendocino”, afirma. Del Villar nació en Córdoba capital, tiene 62 años y hace 24 que es radioaficionado. Trabajó en la docencia, actualmente está jubilado y rememora sus comienzos en la actividad a la que define como un hobby ciencia. “En el colegio al que iba había un equipo y yo como andaba con la electrónica siempre me gustó el tema. Años después por distintas circunstancias siempre lo fui postergando hasta que un día encontré la brecha e hice el curso en Córdoba y enseguida me instalé en Alta Gracia”. Al ser consultado sobre si las nuevas tecnologías iban en detrimento de la actividad respondió con una original comparación. “Es igual a lo que pasa con la gente que le gusta la navegación. Unos lo hacen con motor con tecnología de punta; otros lo hacen a vela y lo van a seguir haciendo porque les encanta. Nosotros andamos transmitiendo con la radio y nos comunicamos con ese medio”.

Su licencia de transmisión es LU7HA y otra de las pasiones que tiene Norberto Del Villar como radioaficionado es realizar expediciones. “Formo parte del grupo Eco Radio con el que hacemos viajes y transmitimos desde otros lugares. Por ahí hay lugares que nunca se ha transmitido porque no hay radioaficionados, entonces mucha gente detecta eso y arma una expedición para transmitir desde ahí. Estuvimos comunicando desde el sur argentino y también lo hicimos desde Uruguay. Ahora en agosto se realiza el fin de semana internacional de faros; yo estuve en siete faros distintos y es un experiencia donde se aprende muchísimo”, expresa.

Sueño cumplido
Alfredo Resl tiene 57 años y siempre quiso ser radioaficionado pero pasaron varios años y horas de trabajo como técnico electrónico para que se decidiera a cumplir el sueño de transmitir desde su propia estación. “Era algo que me había quedado pendiente y hace cuatro años me contacté con los muchachos del Radio Club e hice el curso para aprender la práctica operativa y también las cuestiones teóricas en cuanto a la reglamentación que tenemos que cumplimentar de acuerdo a lo que dice la Secretaría de Comunicaciones de la Nación”. Oriundo de Buenos Aires llegó a Alta Gracia cuando era un adolescente y hace hincapié en el servicio a la sociedad que significa ser radioaficionado. “Nosotros cuando hay un catástrofe podemos comunicarnos siempre y eso es muy importante”, indica. Para que un radioaficionado pueda lograr comunicarse con colegas de otras partes del mundo mucho depende de la orientación de la antena y también de las condiciones atmosféricas.

“Para mí es un hobby y realmente me gusta mucho; estoy tratando de hacer siempre la mayor cantidad de comunicados lo más distante que pueda. Para el norte me he comunicado con Puerto Rico y para el sur hasta Tierra del Fuego. Todavía no he logrado llegar a comunicarme la Base Marambio de la Antártida como lo han hecho la mayoría de los radioaficionados”, informa Resl y finaliza: “Pero supongo que pronto lo lograré”.

Reorganización del radio club
El Radio Club Alta Gracia fue fundado en 1962 y actualmente se encuentra en un proceso de
rearmado después pasar por algunos problemas sobre todo ligados al aspecto económico.
“Nosotros no tenemos subsidio de nadie y todo sale del bolsillo de cada uno de los que participamos y acá no se cobra cuota ni nada de eso”, indicó Norberto Del Villar. Si bien el Radio Club tiene personería jurídica la dificultad reside en el costo que tiene elaborar un balance anual.
Licencia y protocolo
Los radioaficionados se encuentran bajo el amparo de la Secretaría de Comunicaciones del Gobierno Nacional que es el organismo encargado de otorgar las licencias para poder transmitir en las distintas bandas. El protocolo que se utiliza cuando se contactan los radioaficionados es mandarse mutuamente una tarjeta en el que consta la sigla de la estación y también debe quedar registrado el día y la frecuencia la que se estableció la comunicación.

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