Arquímedes y su familia fueron sinónimo de terror en los años 80. El hombre era de clase media, abogado y empresario; pero su principal fortuna era producto de los secuestros a jóvenes adinerados, la mayoría de los cuales eran conocidos y hasta amigos de Alejandro, hijo mayor de Arquimedes, su cómplice y una promesa del rugby de esa época.
Un 14 de septiembre de 1929 Arquimedes Puccio, más conocido como «el loco de la escoba», nacía en San Isidro, Buenos Aires. Sobre su infancia poco se sabe como así también sobre su trabajo político. Muchos decían que era Anticomunista y que sus trabajitos fueron muy bien operados gracias a la ayuda de la Triple A. En fin, nada de eso jamás pudo ser probado.
El hombre tenía cuatro hijos y cuando su red de torturas y homicidios quedó al descubierto, la Justicia solo pudo involucrar en la causa a Alejandro, dejando a Epifania, su esposa, sus dos hijas, Adriana y Silvia y Daniel Puccio libres de culpa y cargo. Nunca pudo probarse que ellos estaba an tanto del trabajo de Arquimedes y ni siquiera que éste tenía a personas secuestradas en el propio sótano de la casa que todos compartían.
El caso de su hijo mayor también fue un enigma. Muchos decían que fue una víctima de su padre y que actuó siempre bajo amenazas.
Los vecinos tampoco sospecharon. Quien podía hacerlo de un hombre amable, hasta un poco introvertido, al que veían todos los domingos en misa o barriendo la vereda cada tarde. Quien podía imaginarse que este vecino iba a ser el líder de la banda organizada de secuestros seguida de muerte por la que más se temía en aquellos años. Algo realmente impensado.
El clan Puccio cayó en agosto del 85 y Arquímedes estuvo 23 años detenido. Siempre quiso reencontrarse con su mujer pero ella jamás le respondió un llamado, tampoco sus hijas quienes quisieron borrar su pasado y todo lo que lo relacionara con ello. «Ella me pone en contra de mis hijas pero bien que disfruta de La plata que quedo en las cuentas del exterior», había expresado Puccio a una revista porteña poco tiempo después de recuperar su libertad, beneficiado por el 2 por 1, sobre la fortuna generada por los secuestros.
Arquimedes murió en 2013 a causa de un aneurisma y en una profunda soledad. Nadie quiso hacerse cargo de su cuerpo y fue enterrado en una fosa común.
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