A partir de su experiencia personal, donde su hijo fue diagnosticado con un trastorno del espectro autista, organizó una fundación y ha escrito varios libros donde habla sobre este y otros temas relacionados. Actualmente, organizó una charla-taller donde busca derribar mitos que existen sobre este diagnóstico. «Existen muchos mitos sobre el autismo. Muchos hablan de que las personas autistas no viven en este mundo, pero comparten el mismo espacio que cualquiera de nosotros” explicó Romina.
Contando sobre cómo llegó esta motivación para trabajar por la inclusión, habló sobre su hijo de 12 años, a quien primero le diagnosticaron TGD, que en realidad “es un término desactualizado y el correcto es trastorno de Espectro Autista”. “A partir de su diagnóstico yo pude llegar hasta el síndrome de Asperger», relató Romina. Otro hecho que corrigió es que hay tanto niños como niñas autistas, a diferencia de lo que se cree.
Dentro del contexto escolar, Romina comentó que para los chicos, el hecho de tener un compañero con un diagnóstico de este tipo, no hace diferencia. “Los prejuicios los tenemos los adultos. Los chicos son los mejores maestros integradores”.
“Es un tema apasionante. Me metí tanto en la discapacidad que ahora estoy estudiando Profesorado de Educación Especial», expresó. Además, suele dedicar parte de su tiempo en estudiar las leyes y derechos existentes sobre estos temas para poder ayudar y acompañar a las familias y tratar de ayudarlas cuando tienen problemas con las instituciones educativas o con la obra social. “Si bien hay cosas que se han ido logrando y otras luchas que se han profundizado, hay muchas cosas a conquistar en términos de derechos”, puntualizó Romina.









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