Ayer 26 de agosto se cumplieron 90 años de la muerte de Myriam Stefford, joven aviadora de apenas 26 años que estaba casada con el millonario argentino Barón Biza.
El avión en el que viajaba junto a su instructor de vuelo, Ludwig Fuchs, se desplomó en la Provincia de San Juan en medio de un raid que pretendía visitar cada una de las catorce provincias que tenía Argentina por ese entonces.
Cuando se conoció la noticia ocupó la primera plana de todos los diarios y tras la muerte de su esposa, Barón Biza le encargó al ingeniero Fausto Newton la construcción de un gigantesco mausoleo con forma de ala de avión. La obra, en la que trabajaron cerca de cien obreros polacos, se terminó en el año 1935, cuando el viudo mandó a colocar el féretro de su amada en la cripta del monumento, según afirman cercanos. El monolito se encuentra al costado de la ruta provincial 5, en el Paraje Los Cerrillos, y está construido con hormigón armado, granito y mármol. Tiene 82 metros de altura y otros 15 de cimentación, lo que lo convierten en el monumento más alto del país.
Según cuenta la historia, Myriam fue enterrada junto a sus joyas, incluido el famoso diamante Cruz del Sur de 45 quilates, a seis metros de profundidad. Sus restos están protegidos por toneladas del más sólido de los cementos, además de un complejo dispositivo de explosivos que estallaría ante el acceso de cualquier intruso. Por si esto fuera poco, en la entrada hay una inscripción que reza: «Maldito sea todo aquel que se atreva a profanar esta tumba» .
El mausoleo cuenta con 444 escalones y una lápida en la que se lee el epitafio: «Viajero, rinde homenaje con tu silencio a la mujer que, en su audacia, quiso llegar hasta las águilas». En la mitad de la torre hay un balcón que sirve a modo de descanso para quienes intentaban llegar hasta la parte más alta de la tenebrosa escalinata, y en la cúspide hay cuatro ventanas que funcionan como mirador.
Una muerte llena de interrogantes
Algunas leyendas alrededor de esta historia sostienen que Baron Biza descubrió un amorío entre Myriam y su piloto, por lo que a propósito envió el avión Chingolo II con una falla que ocasionaría el accidente. La causa está en investigación desde marzo de 2015, debido a que una historiadora descubrió en fotos periodísticas de esa época algunos detalles extraños en los dos cadáveres: aparentes heridas de bala en sus rostros y ambos cuerpos intactos a pesar del incendio de la aeronave. Además, la pareja de aviadores volaban siempre, como se estilaba en esa época, con uniformes de pilotos y en las imágenes históricas se los puede ver con ropa de civil.
La de Biza y Stefford es sin duda, una de las historias de amor, misterio y venganza mas atrapantes del pais.
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