Editorial

Ante el reciente ataque a un chofer: Violencia, descontrol y… ¿oportunismo?

Por Claudia Fernández

Sucedió un hecho de violencia, uno más entre tantos que vive la ciudad a diario.

El pasado fin de semana un chofer de una empresa de remis de la ciudad sufrió la agresión por parte de un pasajero, luego de discutir sobre el recorrido y el valor del viaje. Como consecuencia del hecho, el trabajador del volante debió ser hospitalizado donde se le practicaron 120 puntos sobre las heridas que le habría ocasionado el pasajero con una navaja.

A raíz de lo sucedido, algunos compañeros del chofer buscaron soluciones entre los funcionarios municipales de los diferentes bloques. Ni el Intendente ni el vice escucharon, sólo un concejal de la oposición “se abrazó a la situación”, aprovechando quizá “el descuido de sus compañeros”(convengamos que los descuidos ya son moneda corriente en el actual gobierno), actitud que tuvo mucha concordancia con un histórico dicho popular “río revuelto, ganancia de los pescadores”.

El hecho podría haber pasado desapercibido para muchos si no hubiese tomado estado público. Según las estadísticas oficiales alrededor de 3 casos de violencia se viven por día en Alta Gracia; debido a esto y al hecho de que normalmente no llega a oídos de los ciudadanos comunes, bien podría haber sido uno más; sin embargo había dos factores que lo tornaron público: fue en la calle y hubo política de por medio.

Poítica pura

“(…) Lo cierto es que cada candidato progresa en la boleta más allá de cualquier relación con el electorado, sea porque predomina la endogamia de allegados e incondicionales, el vínculo familiar, o la rosca perpetua, o bien porque es más cómodo y redituable recitar el evangelio por medio de llamadas telefónicas pregrabadas que hacerlo casa por casa”, manifestó el periodista Christian Ferrer en su artículo publicado en la revista Artefacto.

Deberíamos tener otro concepto, sin embargo, “según pasan los años” la historia, los personajes y la trama se repite. Parece que se realizan versiones actualizadas de situaciones que ya se vivieron. Y la gran
pregunta otra vez… ¿por qué?.

Evidentemente somos nosotros los responsables, es imposible pensar que la justicia divina produzca tanto daño a la sociedad como el que
nos hacemos nosotros mismos en los diferentes niveles sociales y culturales; tanto aquellos que hacen, como aquellos que aparentan hacer; tanto daño como el sufrido por las víctimas de la violencia más directa, tanto daño como el ocasionado por la respuesta a la violencia con violencia.

Oportunismo

Siempre es bueno recurrir a Wikipedia para saber si nuestro pensamiento está rozando la subjetividad o podemos seguir confiando. Según la fuente mencionada, el oportunismo es una forma específica de responder a las oportunidades, la cual implica priorizar el interés propio y obviar principios éticos relevantes para lograr ciertas metas o para resolver preocupaciones compartidas por un grupo. A veces, el
oportunismo es definido como la habilidad de capitalizar los errores de otros: utilizar oportunidades creadas por los errores, debilidades o distracciones de los oponentes en ventaja de uno mismo.

Entonces, evidentemente la intervención política que tuvo el caso de violencia antes mencionado está a la par de varios casos de negligencia y uno de oportunismo. ¿Qué será peor? ¿Evadir las responsabilidades como funcionario o aprovechar cualquier oportunidad de la índole que sea para echar un par de votos a
la alforja?

Incertidumbre

Aspirar a la legitimidad social, es hablar de concretar una reforma en la política tocando dos de sus pilares clave: los partidos y las instituciones de representación.

Sin embargo parece que habláramos de una perpetua utopía. Existe una brecha que se abrió hace muchos años entre la política y la voluntad del pueblo, y que se hace cada vez más imposible de cerrar.

Lamentablemente la mayoría pensamos que los cambios y las crisis políticas no nos tocan como ciudadanos, nos resignamos a soportar todos los acontecimientos sin posibilidad de cambiarlos. Quizás la rapidez con que vivimos el día a día no nos deja prestar atención a cosas que tarde o temprano influirán en nuestro futuro.

Nos ilusionamos al pensar que luego de las vacaciones, con bronceador, libros y entretenimientos de por medio, algunas cosas dejarían de ser como fueron pero parece que otra vez nos equivocamos. Porque hace sólo 5 días, en un pequeño viaje de un par de cuadras, la realidad nos enfrentó de nuevo con la violencia, el descontrol y el oportunismo.

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