Cuando a fines de 2012 les comunicaron que iban a quedarse sin trabajo debido a problemas económicos de la empresa, Walter Pedernera, Claudia Rodríguez y Eduardo Agüero pensaron que se les venía el mundo abajo; sin embargo, llegó un ofrecimiento de quien era el dueño del por entonces “Restaurante Casablanca”, y la cosa cambió: pasaron de ser empleados a dueños en pocos días, con todo los que eso implica. “Nos ofrecieron que lo manejáramos nosotros, al principio dudamos, lo pensamos y finalmente aceptamos”, relata Pedernera, quien admite que “hubo que asimilar el cambio, pero salimos adelante. Seguimos trabajando los tres, pero con más responsabilidades”.
Entre ellos se reparten las tareas
Eduardo se encarga de la parrilla y la cocina; Claudia elabora las pastas caseras y Walter atiende el comedor y se encarga de las compras. “Tenemos también tres empleados, todos familiares”, cuenta Claudia.
Por cuestiones legales hubo que cambiar la razón social; dejó de ser Casablanca para pasar a Parrilla El Crucero, bajo la figura de una sociedad de hecho que trabaja el comercio, pagándole el alquiler a la anterior dueña. “Nos va bien, la estamos haciendo andar en tiempos que no son sencillos. Empezamos los tres y seguimos los tres”, coinciden Walter y Claudia. “Apostamos a la autogestión; corrimos un riesgo pero estamos contentos de haberlo aceptado”, finalizan. Cabe destacar que la situación es única en Alta Gracia, pero no difiere de muchas sucedidas en la Provincia en los últimos años; una de ellas tomó estado público hace pocas semanas en la vecina localidad de Carlos Paz.
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