Hablar de menores al volante no solo refiere una imprudencia que puede derivar en infracción, sino a un problema social mas grave: la falta de control de los adultos.
En los últimos meses, Alta Gracia ha sido testigo de decenas de siniestros viales en donde se vieron involucrados menores de edad al comando de motocicletas. Y, en muchos de ellos, se puede hasta hablar de «niños conductores», como fue el caso de la motocicleta secuestrada hace algunas semanas en Ferrer Moratel en el marco de un choque cuyo conductor de una Honda Wave tenía apenas 14 años. O, el que tuvo lugar la noche del 1° de julio en la esquina de 24 de septiembre y Mariano Moreno: motociclistas de 15 y 14 años que resultaron con multiples fracturas tras colisionar contra un Renault Clio. Dato no menor… ninguno de los adolescentes llevaba casco.
La postal se repite una y otra vez y la pregunta ya un tanto desgastada tiene que ver con el rol de los adultos. Los padres, en primera medida, la educación y concientización que debe salir del seno familiar pero también y en paralelo, el Estado con su rol de poder de policía. ¿Se hacen controles en Alta Gracia?.
En diálogo con RESUMEN, Federico Bengoléa, actual Secretario de Ambiente y Transporte del Municipio, aseguró que los controles nunca cesaron y que los mismos suelen tener una frecuencia de «2 o tres veces por semana».
«Los hacemos en diferentes puntos de la ciudad. Por supuestos son controles sorpresa y lo que mas se evidencia es motociclistas con falta de casco o sin documentación de las motos», sostuvo el funcionario, a la vez que remarcó que es una situación en la que se insiste constantemente y a veces, «los controles no alcanzan».
La infracción relacionada al delito
Dentro del mismo escenario se da otra situación y es la que está ligada al delito. Desde hace un tiempo, Alta Gracia viene siendo azotada por el robo de motocicletas (en pleno centro y a cualquier hora del día). En el mejor de los casos, los rodados aparecen abandonados en algún descampado «sanos y salvos» y aquí… no ha pasado nada; pero… en el peor, no aparecen mas y terminan formando parte de un mercado negro que crece cada dia mas.
Esas mismas motocicletas, terminan reducidas en motopartes destinados a formar otros rodados; totalmente ilegales y sin registro alguno. Motocicletas que salen a la calle y que, volviendo a la problemática inicial de esta nota, suelen ser manipulados, sobre todo, por menores de edad.
¿Cuál es el destino de esos rodados?, el desuso. Cuando los mismos son interceptados en un control de tránsito, terminan judicializados y amontonados en el corralón. Pues claro, aquí no hay reclamo alguno y ni siquiera pueden formar fila para un posible remate. Son motos «fantasmas» que invaden la ciudad.
¿Cuál es la solución?, ¿intensificar los controles?, seguramente. Asimismo, la respuesta también podría venir de la mano de la coerción y de la creación de ciertas ordenanzas que contribuyan a disminuir esta problemática. Al estilo de la típica frase kiosquera: «nene rompe, papá paga»… ¿será posible?.
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