La semana pasada, la buena noticia era que Ignacio Pereyra había abierto sus ojos, luego de permanecer más de dos meses en estado de coma. Además, ya no requería de asistencia respiratoria mecánica. Así lo había informado su familia, quienes siempre se mostraron agradecidos por las oraciones y el apoyo de la gente para la recuperación del joven.
El 7 de mayo, Nacho sufrió un grave accidente de tránsito al chocar su motocicleta con un taxi en Av del Libertador. Desde entonces, su salud tuvo constantes altibajos y hace poco había sido trasladado nuevamente hacia hospital Illia tras haber estado en la terapia del Hospital de Urgencias de la ciudad de Córdoba.
Sin embargo, y en medio de la esperanza, el joven volvió a flaquear y su familia volvió a pedir por su salud.
Sus ganas de salir adelante y los buenos deseos de la gente «ayudan a que el milagro se de», habían expresado en su momento desde su entorno y es la fe lo que desde el principio los ha mantenido unidos y positivos.
¡Vamos Nacho!
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