
Primer acto, un concejal peronista le dice en broma a Roberto Brunengo que la silla ubicada fuera del bloque radical, en un rincón junto al baño, era su nueva ubicación en el partido tras su lanzamineto como candidato. Ni lerdo ni perezoso Brunengo fue y se sentó en el lugar, pero otro de los concejales bloqueó lo que era una foto pintorezca del momento radical y le pidió al candidato que ubicó pasacalles en toda la ciudad que ingrese en la oficina del bloque.
Segundo acto. En el cierre de las sesiones el mismo Brunengo pide que se lea una nota de una vecina pidiendo asistencia para sostener a su familia tras ser desalojada del lugar donde vivía. El hecho, de índole particular, quedó expuesto al mencionarse en reiteradas ocasiones el nombre del secretario de Gobierno y Servicios Públicos, Roberto Urreta, como la persona que pidió el desalojo de la mujer y su familia.
Mientras la oposición pedía tratar el tema en el Concejo en Comisión (donde presuntamente se citaría al secretario y a la vecina), con el oficialismo en un primer momento como aliado. Solo el concejal Claudio Farias, fiel referente de Walter Saieg, solicitó el paso a la Comisión de Legislación General, donde finalmente fue girada.








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