Durante la segunda guerra Mundial, la Copa Jules Rimet había sido conservada por los italianos en una caja fuerte de un banco de Roma. Debido a la situación que atravesaba Europa, a Brasil le resultó sencillo convertirse en la sede para esta cuarta edición.
Hubo varios retiros, entre ellos la Selección Argentina que mantenía varias diferencias con el Comité Deportivo Brasileño. En total fueron 13 las selecciones que participaron y se dividieron en cuatro zonas.
El partido Inaugural se dio el 24 de junio en el grandioso estadio Maracaná de Rio de Janeiro donde la selección local y ante 160 mil espectadores derrotó a México por 4-0. No obstante el carnaval les duró poco, ya que estuvieron a punto de quedar afuera de “Su” mundial tras empatar con Suiza 2-2. El último partido de la primera fase ante Yugoslavia era a matar o morir, y para tranquilidad de los brasileños fue victoria por 2-0 y clasificación a segunda fase.
En los otros grupos Italia estuvo marcada por la tragedia de Superga, ocurrida el 4 de mayo de 1949 cuando la plantilla del Torino Football Club falleció en un accidente aéreo. De los 11 titulares de la selección italiana de ese período, 10 pertenecían al club, entre ellos el capitán Valentino Mazzola. Los nuevos convocados por Italia, aún consternados, se negaron a viajar en avión y prefirieron cruzar el Atlántico en el buque Sises. Cayeron ante Suecia 3-2 y Paraguay 2-0 despidiéndose en primera ronda.
Debido a la baja de dos selecciones el grupo 4 estuvo conformada por Uruguay y Bolivia únicamente, y no les fue complicado a los charrúas quedarse con el partido y pudieron ganarlo 8-0 clasificando a la segunda fase sin problemas.
Los protagonistas de la liguilla final fueron Brasil y Uruguay, a los locales les alcanzaba con empatar para alzar la copa. Todo un país festejaba por anticipado y colmaron el Maracaná. El local comenzó mejor con gol de Friaca, terminando el primer tiempo con ventaja. En el estadio y en todo Brasil nadie pensaba lo que se venía. En la segunda mitad Schiaffino empató y Ghingia convirtió el segundo gol de los charrúas que le dio la victoria y el bicampeonato del mundo, nada más y nada menos que en la propia casa brasilera, construida para que los brasileños puedan triunfar.
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