Editorial

El noveno pasajero

Si existe una característica determinante en el actual gobierno municipal es la cantidad de rumores que rondan día a día el despacho de la Intendencia. Algunos fuertes, otros leves pero la mayoría de ellos siempre concluyen en finales anunciados. Renuncias, viajes, decisiones importantes.Todo se teje en un profundo hermetismo que sólo provoca más incertidumbre y malestar. Si hacemos un recorrido en estos 19 meses de gestión  y nos remitimos a uno de los agujeros negros más complicados de la misma,  podemos recordar que el Intendente Walter Saieg convocó a los funcionarios que lo acompañarían en su gestión bajo una minuciosa selección, sin embargo, a pocos meses de iniciado el flamante gobierno se anunciaba la primera baja y posterior a eso  una seguidilla de renuncias parecía hacer temblar la estabilidad delasotista. Primero fue Miguel Subirá (Área Patrimonio), luego Silvia Lenzi (Secretaria de Cultura), posteriormente Álvaro Allende (Director de Servicios Públicos), Luis Luque (Coordinación de Actividades Artísticas), Mario Bartolacci (Área de Prensa), y por último Gabriela Monkaut (Secretaría de Turismo) y Lara González (Dirección de Turismo). Muchos creímos que la lista terminaría allí pero otra vez un fuerte rumor daba cuenta que el Director de Medioambiente, Diego Ferrari, también había tomado la decisión de irse. Sin embargo, mediante un arreglo de último momento que se esforzaron en negar, Ambiente se mantuvo tranquilo. Hoy nuevamente la incertidumbre rodea la Intendencia y un funcionario de peso está parado en la cornisa. El Director de Obras Públicas, Héctor Bupo, fue blanco de numerosas críticas la última semana por una conexión ilegal de luz que tenía en su domicilio y la denuncia de la oposición por sobreprecios en las obras de pavimentación. Más grave aún fue que los hechos explotaron justo en el momento que el Intendente no se encontraba en Alta Gracia, realidad que trató de disimular sin éxito  al regresar, ya que se pudo percibir cierta tensión en el ambiente que daba cuenta de que el afán por negar lo inevitable era imposible de ocultar. Idas y vueltas, reuniones y hasta consultas a personas ligadas al gobierno provincial sembraron aún más  la duda. Esa terrible duda. Hoy, otra vez, hay un futuro que se define y un funcionario hace equilibrio entre una realidad que lo condena y la necesidad de seguir adelante y a la cabeza de uno de los proyectos más grandes de la gestión, el de la obra pública. Difícil es colocarse en los zapatos del Intendente que debe definir el rumbo y moverse en este tablero de ajedrez sin que el jaque mate llegue antes de lo pensado.

Seguramente tendrá que manejarse con la mejor cintura política posible (una de sus mejores características)  y apostarle una vez más a definir sobre la marcha y tomar la decisión de apoyar a uno de los mejores funcionarios que ha tenido hasta el momento o aceptar la renuncia y ceder ante la presión pública. La historia se repite y otra vez nuestro Intendente está sentado en el andén, analizando, recorriendo y repensando si se queda o si ayuda en el viaje al 9º pasajero.

Claudia Fernández

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