
Ya desde hace bastante tiempo está instalado en nuestra sociedad el tema de los arroyos y las irregularidades que se cometen en los cursos de agua que atraviesan nuestra ciudad.
Mucho se ha dicho y escrito acerca del uso indebido del agua que se extrae de los arroyos y que termina en manos privadas. Mucho quedará por decir porque no hay solo un responsable ni solamente un caso al respecto.
Pero también ocurren otros episodios en nuestro querido arroyo que llaman la atención. Y para prueba, basta con recorrer el curso del arroyo de Los Paredones en el tramo que cruza por terrenos pertenecientes al Santuario de la Virgen de Lourdes.
Tejido de alambre, postes, alambres de púa y espesa y descuidada vegetación hacen que esta parte del curso de agua se encuentre vedada para el ingreso del ciudadano común.
Verdad a medias
Quienes han inspeccionado la zona (serán aproximadamente unos 1.500 o 1.700 metros de curso de agua) coinciden en que “los Carmelitas Descalzos cumplen con la ley, los cercos están a la distancia reglamentaria y el curso del arroyo no está interrumpido por alambrados”. Haciendo una recorrida por la zona, nada de esto falta a la verdad, aunque no deja de ser una verdad a medias.
Liberar el curso de un arroyo no pasa solamente por no ponerle alambres de púa; pasa también por hacerlo accesible a la gente que quiera transitarlo, disfrutarlo, utilizarlo para su esparcimiento o simplemente lo utilice como sitio de paso.
Y acá se encuentra la otra “verdad” del asunto, tan válida como la ley misma. Si bien no hay alambrados que impidan el acceso cómodo al lugar, la vegetación existente hace las veces de barrera por momentos infranqueable. Los yuyales siguen creciendo mientras a algunos pareciera convenirles que no circule gente por la zona y otros no hacen nada por demostrar lo contrario.
Más allá de las respuestas de rigor que los responsables puedan dar, lo real es que un paseo público como el arroyo, que durante décadas fuera utilizado por turistas y altagracienses, hoy está literalmente vedado; ello, sin dejar de mencionar que los pastizales se convierten en aguantadero de malvivientes y en criaderos de alimañas.
El resorte legal
Si bien es cierto que la ciudad ha sido durante décadas un lugar propicio para que muchos hicieran lo que quisieran, también es real que hay una Carta Orgánica que puede (y debe) utilizarse a la hora de regular las acciones privadas que vayan en contra de lo público. En su Artículo 33, inciso 7, es bien clara en cuanto a las funciones que le cabe al Estadoen estos temas: “Preservar, mejorar, garantizar y controlar el uso común de los espacios existentes y/o proyectados que contribuyan a mantener el equilibrio ecológico de la ciudad, en especial los correspondientes a las márgenes del arroyo, Tajamar, parques, plazas, paseos, balnearios municipales y zonas de resguardo de instituciones locales otorgadas según ordenanzas”.
Mientras algunos denuncian y dicen no ser escuchados, otros argumentan hacer lo que pueden cuando en realidad no hacen nada; hay quienes miran para otro lado y dejan que los yuyos crezcan.
La gente que ayer iba al arroyo, hoy no puede disfrutarlo. Los alambrados son revisados solo para comprobar que todavía existen. Todos conocen el problema, pero nadie se anima a darle una solución al tema.
Cabe destacar que este medio trató de comunicarse en reiteradas oportunidades con los párrocos de La Gruta, sin resultado positivo.
ROBERTO URRETA
(Secretario General y de Servicios Públicos)
“Es un límite muy difuso. Los municipios debemos mantener la zona del arroyo en condiciones pero no existe la obligación del 100%. Nosotros tratamos de mantenerlo limpio, cortar el pasto, pero es un trabajo que no se termina nunca, ya que la gente tira basura constantemente. Tendríamos que comunicarnos con el ente encargado de regular los cursos de agua para que ellos saquen los alambres, en el caso que no correspondan. Es un tema a debatir con el Intendente para decisiones futuras. Tenemos que tener en cuenta que Alta Gracia fue históricamente tierra de nadie, ninguna gestión se encargó de generar el debate, al menos, en cuanto a este tema. Otro punto fundamental, y precisamente en el arroyo que atraviesa la Gruta, es que hay que mantener lo autóctono porque no es un paseo ese lugar
PABLO CATANIA
(Referente de “Todos por nuestros arroyos”)
“Si bien el problema grande de este arroyo está aguas arriba, en el country, también aguas abajo en otros sectores hay problemas que tienen que ver con la línea de ribera. Aclaremos que en la zona de La Gruta, el arroyo no está cercado, el paso está libre. En este caso puntual, el responsable es el Municipio, que debe ser quien despeje la vegetación y facilite el acceso al público a esa zona. Es su responsabilidad cuidar los espacios verdes, en especial las márgenes de los arroyos. La propiedad privada termina donde comienza la pública, que es a partir de las márgenes del arroyo. Los Carmelitas, como cualquier vecino,deben cortar los yuyos de sus lotes. Del arroyo debe ocuparse el Estado”.
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