Con sólo 22 años, Constanza Vankerirsbilck (Cocó como la mayoría la conoce) viajó a Bell Ville a asistir a las víctimas de la última inundación junto a 4 compañeros. Con la fuerza de voluntad y las ganas de aprender, que se perciben a poco de conocerla, se enfrentó a una realidad pocas veces vista: una ciudad tapada por el agua. Más allá de las dificultades, nada empañó su pasión y la mujer bombero estuvo presente una vez más. “Una inundación como esta nunca había visto. Tenía el agua hasta los hombros, íbamos caminando por las calles con el gomón haciendo evacuación”, recuerda entre otras cosas, Cocó.
“La peleamos”
La joven asegura que “llevar una vida fuera del cuartel es difícil” y que a la familia le costó mucho comprender al principio, pero luego se acostumbró y acompañó. En cuanto a su condición de mujer, aclara, entre sonrisas, que todavía cuesta un poquito. “¡El mejor ejemplo es que tengo que pelear para agarrar un volante!”, dice, pero no deja de destacar que todos “son muy buenos compañeros”. Estudiante de enfermería y apasionada por la profesión, Constanza deja en claro que no importa el día, ni el horario, “cuando suena el biper o la sirena salgo como sea, si hay que ir corriendo, se va corriendo”.
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