
El fin de semana pasado, el Festival de títeres Pan y Vino Invierno, que se realizó en José de la Quintana, atrajo no solamente a niños de todo el valle sino también a grandes artistas que encuentran, en el milenario arte dramático, su forma de expresión y sustento. Entre los artistas invitados al festival estaba la venezolana Natalia Villafañe, hija de uno de los titiriteros más grande del país: Javier Villafañe. Él fundó, en 1935, La Compañía de títeres “La Andariega”, que sigue andando de la mano de su hija con obras escritas por él pero interpretadas “libremente, hasta donde la imaginación lo permita”, dice Natalia quien vino al Valle de Paravachasca, actuó y partió a otros pagos a seguir contando historias a niños.
Su Vida
Natalia nació en Venezuela, en San Juan Bautista, una pequeña población en las Sierras Nevadas de Mérida. Ahí, ella comenzó, o mejor dicho, continuó, con el oficio de titiritera. “Comencé a hacer títeres en 1991 en mi pueblo que es una población que vive a seis horas caminando hasta la ciudad más próxima” cuenta y agrega: “A partir de ese año me quedé con los títeres como un medio de vida, de profesión. Cada vez iba a algún lugar, hacía una función, hablaba con la gente de Cultura de los pueblos”. Así, Natalia, tal cual lo hizo su padre, recorrió escuelitas rurales de Venezuela, se presentó en Peru, Colombia y por segunda vez, en Argentina. Estuvo en José de la Quintana, Anisacate, ahora está en San Luis y va rumbo a Buenos Aires.
La Andariega
La compañía de títeres, “La andariega” fe fundada por su padre, Javier Villafañe, en 1935 y Natalia continúa haciéndola andar. A Argentina, Natalia trajo dos obras que también pertenecen a Javier: “La calle de los fantasmas “y “El pícaro que sale burlado”, que a esta altura son clásicos entre todos los titiriteros. Natalia cuenta que “yo respeto la versión de mi padre y son obras muy inspiradoras. Todo el mundo es libre de hacer la versión que la imaginación le permita”, se explaya y adelanta: “También tengo un trabajo que se llama “Bolívar y Anastasia” y estoy terminando otro trabajo sobre “El oso frontino”.
Javier Villafañe
Natalia se crió entre títeres e historias fantásticas. En Argentina, Javier, fue un referente durante toda su vida y un hombre que recorrió Latinoamérica y Europa. Se lo conoce como poeta, escritor y titiritero. Pero más que nada, era un hombre sencillo muy querido por todos los lugares por donde estuvo. “Tengo recuerdos de mi padre. Él siempre iba a la escuela, contaba historias, armaba el teatro. Es una persona recordada en todo el medio escolar en Venezuela. La gente siempre recuerda a mi padre. Lo recuerdan con su overol, con sus cuentos y sus títeres. Recorrió muchas escuelas con su teatro y recogió muchos cuentos de niños y hasta el día de hoy es muy querido y recordado”.
El retorno
En estos días, Natalia Villafañe todavía está en Argentina, más precisamente en San Luis. Las vacaciones de invierno trajeron distintos festivales de títeres donde niños, con un hipnotismo que trasciende generaciones, se quedan siempre mirando las historias, riendo, gritando y participando. En poco tiempo, Natalia Villafañe volverá a su Venezuela y seguirá andando, entre el silencio que ofrecen las sierras, por las escuelas rurales. “Siempre con la idea de que los niños tengan la posibilidad de ver y conocer los títeres y así, continuar la labor de mi padre”, remata.