
Magalí tiene 35 años, es licenciada en Relaciones Internacionales y docente de geografìa e inglés en el Anglomericano, Misericordia, Cenma y en el colegio República Argentina.
En diciembre del año pasado, cuando volvía junto a su marido y su hijo, de 3 años de unas vacaciones en Las Grutas, tuvo un tremendo accidente en la provincia de La Pampa; fue despedida violentemente del habitáculo, lo que le provocó contusiones pulmonares y la fractura de la séptima vértebra torácica. La columna necesita todavía de rehabilitación y Magalí permenece en silla de ruedas; las lesiones pulmonares, hicieron que, al principio de su internación, fuera necesario inducirla al coma.
La propuesta
Fue en ese momento que Emiliano, le hizo una silenciosa propuesta, que sólo pude compartir con su compañera, cuando ella abrió los ojos: “Cuando desperté, Emi me propuso matrimonio. Sin embargo yo aún estaba muy débil, entonces lo postergamos hasta ahora; yo, además estoy de mejor ánimo”, explica Magalí a RESUMEN.
“Magui” desde hace un tiempo puede dejar el centro de rehabilitación durante los fines de semana y quedarse en casa con su familia. Falta un poco más, para que pueda volver del todo a su hogar, y en todo caso deberá seguir en forma ambulatorial. Su día a día es en una silla de ruedas, pero su recuperación fue asombrosa y el resultado de mucha tenacidad y fuerza de ánimo.
Más dificultades
Llegar a este punto no fue fácil, y se sumaron dificultades, una tras otra. A mediados de enero de este año, la joven mujer ya estaba lista para enfrentar la delicada operación de columna; pero faltaba la prótesis que aún no había sido aprobada por la obra social y cuyo costo rondaba los 400 mil pesos. Emiliano, trató de mover cielo y tierra y con él familiares y amigos quienes organizaron actividades solidarias para recaudar fondos.
Sin corazón
Pocos días después del accidente, mientras Emiliano cuidaba de su mujer en coma inducido, unos ladronzuelos del barrio, sin honor, ni corazón, entraron a la casa de los dos jóvenes y les sustrajeron bienes, herramientas, elementos de tecnología. Los eventos solidarios ayudaron a cubrir, en parte esas pérdidas, pero el camino parecía una subida sin fin, para Emiliano, quien, además tenía que encontrar un trabajo formal, y cuidar de su hijito.
El ánimo, lo fundamental
Si hay algo que Emiliano no perdió nunca, fueron el amor hacia la que desde el sábado es su esposa, su hijo y además las esperanza y el ánimo. Cuando Magui finalmente estuvo lista para empezar la rehabilitación, surgieron otras dificultades, y, una vez más la burocracia hizo lo suyo.
El Centro de Córdoba, Vida Plena, que cuenta con todo lo necesario para una atención integral no estaba entre las posibilidades que contemplaba Apross, y los costos implicaron un esfuerzo titánico, sobre todo porque el joven profesor de educación física no tenía un trabajo fijo. Sin embargo, ese era el lugar que querían para Magui, porque necesita de, sesiones de fisioterapia, hidroterapia, un servicio de neurocirugía, psiquiatra, psicólogo. “Una parte de su recuperación, además, tiene que ver con su cabeza”, decía en aquel entonces.
Su cabeza y su ánimo, fueron mejorando junto con su estado físico. Hasta que se sintió lo suficientemente bien, para aceptar la propuesta de matrimonio de ese compañero frente al que todos deberíamos sacarnos el sombrero.
El “sí”
El sábado pasado, Emiliano Vissani y Magalí López celebraron su boda por civil; “ por iglesia, lo haremo cuando ya salga de alta”, cuenta la flamante novia.
Un familia hermosa, que a través de ese acto formal, de una amor más que consolidado, no hace otra cosa que demostrar a todos, lo que vale la pena en esta vida: “He cambiado mi forma de ver las cosas: ahora trato de verdaderamente disfrutar las pequeñas cosas; lo sencillo, los afectos” concluye Magui.
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