Una vez más dejamos en el camino una chance de dar la vuelta olímpica. Una vez más terminamos mirando el piso luego de una final.
Chile se consagró Campeón de América, y terminó siéndolo porque jugó la final con el corazón, pero porque además fue más en lo táctico y en lo futbolístico. No pudo ser. El equipo no fue el de otros partidos, la respuesta no apareció ni desde lo futbolístico ni desde lo anímico.
No mucho más que decir. Chile hizo el juego que planificó. Argentina no pudo hacer diferencia en sus nombres de mayor peso específico.
Sin ánimos de iniciar una cacería de brujas, ni de buscar responsables directos, la realidad es que una vez más este grupo de jugadores (la mayoría figuras en sus equipos) defeccionó a la hora de jugar por los porotos.
Chile es el bi campeón de América. Festejan detrás de la cordillera. Acá, solo quedó una enorme decepción.
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