Y pensar que habían intercambiado insultos y reproches en el primer tiempo. Reclamo de un centro que nunca llegó, manos en alto y enojos. Después terminaron armando la fórmula del gol y la clasificación para Talleres a octavos de final de la Copa Libertadores de América para escribir una nueva página en su historia.
La «T» superó a Colón de Santa Fe en el célebre “Cementerio de los Elefantes” por 2 a 0 y todo es delirio por barrio Jardín. La combinación fue perfecta: desborde de Matías Godoy, pase atrás y definición de Federico Girotti para el desahogo de ese codito al costado con dos mil hinchas gritando con el corazón.
Ya Talleres salió enchufado en el complemento, el mismo Girotti había tenido una acción individual hasta que llegó el gol. Concentración desde el descanso, corridas y mucha intensidad. Luego de un primer tiempo cambiante, donde las más claras fueron para el albiazul pero Colón siempre supo manejar con más criterio la pelota, el elenco de Pedro Caixinha encontró premio por insistidor y por tener en claro que buscando el error del rival iba a tener su rédito.
La había tenido Girotti de cabeza en el primer tiempo, luego Meza le sacó a Alan Franco una pelota en la línea al ecuatoriano Franco en una contra, pero lo mismo el local de la mano de Bernardi inspirado y un Lértora a puro corazón, nunca le dieron descanso a la defensa albiazul. Incluso “Wanchope” Ábila, fuera de forma, siempre es de temer.
Falcioni presentó una línea de cinco pero con Meza permanente subiendo (dio un pase clarísimo que Ábila no pudo capitalizar), al punto que Enzo Díaz no tuvo sus habituales subidas por izquierda como acostumbra. Así y todo, apoyado por su gente y con la “Pulguita” de manija de juego, el dueño de casa parecía tener la receta más nítida. Talleres basaba su es esperanza en las contras y las transiciones y mal no le había ido.
Pareció que entró tarde Farías en Colón. Caixinha cambió oxígeno y piernas con Pizzini y Favio Álvarez y después buscó cerrar espacios con Ángelo Martino, quizás retrocediendo demasiado y dejando crecer a un Colón que era pura impotencia. Sufrió algunos sofocones, es cierto, pero de contra pudo ampliar si resolvía con más criterio. Y la “Muralla” que imouso el «Rafa» Pérez, le sacó la más clara a Wanchope antes de gatillar y todo barrio Jardín volvió a respirar.
Hubo final feliz para Talleres, una contra letal en tiempo de descuento y ,Martino le bajó la persiana al juego.
Y se mete en la historia, entre los ocho mejores equipos del continente en la copa más importante.
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