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Pequeños en acción: estudiantes del Julio Barrerientos contra la basura en Primero de Mayo

Uno de los proyectos educativos de 2025 más destacados fue el de educación ambiental llevado a cabo en la Escuela Roberto Julio Barrientos donde niños de 4to y 5to grado se encontraron con la problemática de la basura en barrio Primero de Mayo y no dudaron en tomar acción. ¿Conocías esta historia?

En barrio Parque Virrey, hay una escuela donde el aprendizaje no se queda dentro del aula. En la escuela Julio Barrientos, los chicos y chicas de cuarto y quinto grado se convirtieron este año en protagonistas de un proyecto ambiental que emocionó, movilizó y dejó huella en toda la comunidad.

La iniciativa nació de una pregunta tan sencilla como profunda, surgida del propio territorio: ¿podemos jugar en un lugar limpio en nuestro barrio? A partir de allí, comenzó un recorrido colectivo que involucró a estudiantes, docentes, familias y vecinos, con el acompañamiento de la Municipalidad de Alta Gracia.

En diálogo con RESUMEN, Silvia Contreras, directora de la institución, expresó el orgullo que genera ver a los niños y niñas asumir un rol activo frente a las problemáticas que los rodean. La falta de tachos de basura en algunos hogares y la presencia de un basural a cielo abierto cerca de las antiguas vías del tren en Barrio Primero de Mayo, fueron el punto de partida para transformar la preocupación en acción.

Los chicos salieron a caminar el barrio, hablaron con los vecinos, realizaron encuestas y escucharon historias. Aprendieron que cuidar el ambiente también es cuidar al otro, y que el cambio empieza con pequeños gestos compartidos. Esa primera etapa fue clave para construir conciencia, empatía y sentido de pertenencia.

El proyecto continuó con salidas educativas que ampliaron horizontes y despertaron curiosidad. Visitaron la planta de acopio de reciclables, el espacio Reusar, la Escuela de Economía Circular y el Parque de la Biodiversidad. Cada experiencia reforzó una idea central: el ambiente se cuida con conocimiento, compromiso y amor.

Con todo lo aprendido, los estudiantes elaboraron propuestas simples y potentes: cuidar el agua, ahorrar energía, reducir residuos, reciclar, reutilizar y decirle no a las bolsas plásticas. Ese mensaje fue transformado en folletos hechos por ellos, que luego repartieron casa por casa en su propio barrio, con orgullo y responsabilidad.

El cierre fue una verdadera celebración comunitaria. En un encuentro abierto, los niños y niñas expusieron sus trabajos, compartieron aprendizajes y demostraron que la escuela puede ser un puente entre el saber y la acción.

Este proyecto,, deja una enseñanza clara: cuando se confía en las infancias, cuando se las escucha y se las acompaña, ellas son capaces de transformar su realidad y la de toda una comunidad.

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