A veces es uno, otras veces dos o tres y hasta hemos llegado a ver a mas de cinco caballos sueltos en la via publica. Esto no es nuevo, como tampoco la queja de los automovilistas y motociclistas a quienes muchas veces estos equinos toman por sorpresa en medio de la ruta y deben realizar peligrosas maniobras para esquivarlos.
El pasado miercoles, sobre ruta ruta S-271 en la zona de Potrero de Garay, la policía trasladó a la sede de la sub comisaría a un equino con bozal verde, luego de que los transeúntes advirtieran que el animal estaba galopando como si nada en medio de los vehículos. Lo que claramente significaba un verdadero peligro para transeúntes. Incluso, el animal casi fue embestido por un conductor que logro esquivarlo y siguió su marcha.
Horas más tarde, en Alta Gracia, se dio otro caso en Barrio Liniers. Dos caballos deambulaban por calle Argentina ingresando y saliendo de los jardines de los vecinos y cruzando la arteria de lado a lado.
A pesar de que los efectivos encendieron las balizas y sirenas a fin de que pudieran aparecer los propietarios de los animales, esto no sucedió por lo que al igual que en el caso de Potrero, debieron trasladarlos al Corralón Policial.
A primera hora del jueves, en el camino rural cercano al hogar de ancianos Elpidio Gonzalez de Despeñaderos, el conductor de un vehículo Volkswagen Gol color rojo, un joven de 23 años, protagonizó un accidente cuando se encontró de sorpresa con un caballo y no pudo evitar la colisión.
En el lugar trabajó el cual servicio de ambulancia del hospital regional de Despeñaderos, quienes constataron que el conductor y único ocupante del rodado, por fortuna sólo había sufrido politraumatismos leves.
Un clásico sin solución
Esto sucede en casi todas las rutas y localidades vecinas. Desde La Quintana, Despeñaderos, la Bolsa y en la misma ciudad de Alta Gracia aseguran que el peligro está latente por lo que realzan la preocupación y piden que se tomen cartas en el asunto.
Por otra parte, la Ley 10.326 del Código de Convivencia Ciudadana en su artículo 93, prevé cinco días de trabajo comunitario, multas y hasta tres días de arresto para los propietarios que infrinjan la ordenanza de «Deambulación de animales«. Algo que en la práctica claramente no se cumple. Y, mientras los animales andan sueltos, nadie parece ser el dueño.
No hace mucho, RESUMEN consultó a una autoridad policial sobre qué hacen con esos animales que no son retirados por sus dueños. La respuesta fue: «eso nunca sucede, o por lo menos aun no nos ha pasado». Bien, y…¿Se detuvo a alguien por tal irresponsabilidad? o ¿se le aplicó alguna multa?, de eso no hay respuesta.
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