Editorial

Cambalache: Alta Gracia cumple 425 años

“Que el mundo fue y será una porquería ya lo sé… En el quinientos seis y en el dos mil también… Que siempre ha habido chorros, maquiavelos y estafados, contentos y amargados, valores y dublé… Pero que el siglo veinte es un despliegue de maldad insolente, ya no hay quien lo niegue. Vivimos revolcados en un merengue y en un mismo lodo todos manoseados… Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor… Ignorante, sabio o chorro, generoso o estafador…”

Discépolo… ¡que visionario! Cambalache debe ser una de las pocas letras de tango que no pierden vigencia. Quizás suena bastante pesimista comenzar una editorial de esta manera pero el problema es que tiene mucho de cierto y de actual. Nuestro miedo radica en que continúe teniendo vigencia, eso sería un aplazo para esta sociedad.

Estamos de cumpleaños, nuestra ciudad cumple nada más ni nada menos que 425 años, podríamos mencionar muchas cosas positivas, como por ejemplo que se cumplen 425 años de afianzamiento de historia, de tradición y de una sociedad que tuvo muchos cambios significativos a lo largo de los años en cuanto al ser, al pertenecer y al trascender; sin embargo siempre caemos en la misma caja negra: ¿Son suficientes eso cambios? ¿Es que sólo nosotros debemos cambiar?

A lo largo de los años no ha habido una meta concreta; siempre hemos sido eso: un proyecto en construcción, que busca a otras y otros para ir avanzando. ¿Hacia dónde? Ese es el problema que seguro debemos solucionar.

Sabemos que históricamente hubo distintos partidos políticos ejerciendo el poder en la ciudad, diferentes representantes, diversas propuestas pero hoy estamos en una realidad que no difiere mucho de la que vivieron nuestros antepasados.

Deberíamos poder sentarnos y nombrar cantidades de diferencias y progresos, sin embargo, no es así. Estamos anclados temporalmente en una ciudad con características muy especiales, y con personalidades de renombre del ámbito cultural, deportivo y empresario, y de todos modos no somos aún esa ciudad pujante que deberíamos ser.

¿Cuál es la solución? ¿En que estamos fallando? ¿Será que intentamos ser algo que nunca vamos a ser? ¿Seremos nosotros, será nuestra clase dirigente?

Entre otras cosas podemos mencionar cual es el proyecto inmediato en la actualidad, éste tiene que ver con intentar vender a Alta Gracia turísticamente al exterior como si ya estuviera todo listo para presentarla en sociedad, sin embargo faltan muchas cosas (que ya faltaban y siguen faltando), entre las ausencias más notorias está la ausencia de obra pública, la inseguridad que, aunque se niegue, se vive a diario y la concientización de algunos operadores turísticos y comerciantes que siguen pensando y desenvolviendose de una manera poco acorde a la realidad. Intentamos parecer y no ser… y eso es grave.

“Todo es igual, nada es mejor, lo mismo un burro que un gran profesor, no hay aplazados, ni escalafón, los inmorales nos han igualado. Si uno vive en la impostura, si otros roba en su ambición, da lo mismo que sea cura, colchonero, rey de bastos, caradura o polizón…”

Los cambios sociales han sido definidos por diferentes sociólogos de distintas maneras, sin embargo vamos a traer a la memoria uno de ellos que, a mi parecer, tiene mucho que ver con nuestra realidad.

Nisbet es un funcionalista que define el cambio social como una sucesión de diferencias que se produce en el tiempo sobre una identidad persistente… este pensador nos enfrenta con unos de los grandes problemas: la identidad.

En el lento proceso de búsqueda de identidad solemos dejar muchas cosas de lado por considerarlas menos importantes hasta lograr formar una personalidad acorde a nuestra identidad. Eso es razonable mientras se da la búsqueda pero… ¿cuánto tiempo necesita una sociedad para encontrar la identidad? ¿Quiénes deben apadrinar esa búsqueda? ¿Quiénes son los guías que no nos deben dejar caer y ayudarnos a mantener las prioridades siempre presentes?

Al parecer estos guías espirituales aún no aparecieron, y aquellos que simulan serlo, no están a la altura de las circunstancias. No podemos negar nuestras responsabilidades pero tampoco podemos ignorar las de otros que siempre se caracterizaron por estar ausentes.

“…Que falta de respeto, que atropello a la razón cualquiera es un señor, cualquiera es un ladrón. Mezclado con Stavisky, va Don Bosco y “La Mignón”, Don Chicho y Napoleón, Carnera y San Martín. Igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches se ha mezclado la vida y herida por un sable sin remaches, ves llorar la Biblia contra un calefón… Siglo veinte cambalache, problemático y febril… el que no llora no mama y el que no afana es un gil. ¡Dale nomás, dale que va! Que allá en el horno nos vamos a encontrar. No pienses más sentate a un lado, que a nadie le importa si naciste honrado. Es lo mismo el que labura noche y día como un buey, que el que vive de los otros, que el que mata, que el que cura, o está fuera de la Ley.”

¡Feliz cumpleaños Alta Gracia!, acá estamos, una vez más para tratar de reivindicar aquellos errores que te hicieron decaer y para encontrar a aquellos que realmente merezcan estar a tu cuidado.

Claudia Fernández

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