
Mientras los ojos de todo el mundo están puestos en Irma y su llegada a Miami, se registran alertas e inundaciones en la Provincia de Buenos Aires; RESUMEN dialogó con Gerardo Barrera, reconocido meteorólogo acerca de los huracanes, de los fenómenos climáticos que azotan nuestra región, además de la cultura de la emergencia climática.
Con respecto a los huracanes, se trataría de macrosistemas que tienen cientos, mil kilómetros de diámetro y su forma de gestación es a través de la temperatura del mar, cuando alcanza unos 27 grados; eso con los aire de tormenta y la ayuda de la fuerza de rotación de la tierra se organiza en forma de espiral y se empiezan a autoalimentar con la fuerza que van tomando del mar; por eso, mientras el huracán se encuentra arriba del mar o del océano es difícil que se debilite justamente porque sería el agua lo que le provee la energía. Cuando llega a la tierra, pierde esa fuente y ahí se empezaría a debilitar. Se pueden verificar además en la costa Oeste Mexíco y EEUU, y en el Oceano Índico y Pacífico asiatico, pero allí son conocidos como tifones, a pesar de que se trate del mismo fenónmeno . Esto se debe a que los científicos llaman a estas tormentas de manera diferente dependiendo del lugar donde se producen.
Nuestros fenómenos
En Argentina (y en Sudamérica) no están dadas las condiciones de temperatura del mar para que se produzca ese fenómeno. Eso no quiere decir que no haya posibilidad de eventos climáticos azotadores o no los haya habido; de hecho, las “bajas extratropicales” cuya alerta nos llegan puntuales desde el Servicio Metereológico Nacional, aún no contando con ese aspecto con espiral, pueden alcanzar una violencia de vientos y porte de lluvia más que peligrosas que, en varios casos ha provocado tragedias y ha puesto de rodillas a enteras regiones de nuestro país, sobre todo en proximidad de las costas.
Lo que sí a veces se puede llegar a observar en las llanuras de la franja húmeda argentina y de nuestra provincia, son los tornados, que en su pequeño radio, de 1 km, aproximadamente, constituyen las tormentas más violentas de la naturaleza. Los tornados se generan por los movimientos de descenso y ascenso de la tormenta, hasta la formación de estos vórtices de pequeñas dimensiones pero con una intensidad de vientos aún mayor que la de un huracán. Tiene un efecto “aspiradora”, por lo que succionan lo que encuentran en el camino, para luego dejarlo caer un mucha violencia; es ahí que tanto vehículos, como ganado o distintos objetos aparecen muertos o dañados a cierta distancia de donde se ubicaban originalmente. En cuanto a las viviendas, deberían resistir a esa brutalidad, salvo que su estructura no esté debidamente sujetada al suelo. Eso nos recuerda a cuanto pasó en Villa La Tela de la ciudad de Córdoba en 2003 cuando un 26 de diciembre una nube en forma de embudo empezó a descender hacia el suelo.
El tornado avanzó con vientos más de 300 km/h, acompañado por lluvias, el granizo y rayos. En tan sólo 24 minutos arrasó a dos barrios y a Villa La Tela, provocando cinco muertes, más de 90 personas heridas y unos 5.000 evacuados.
Cultura de la emergencia
Los argentinos, y no sólo, tendemos a desconfiar de las alertas o a minimizarlas. Los sistemas de aviso y prevención están pensados para abarcar determinadas cuestiones de probabilidad y eventualidad. Es por eso, que en EE.UU frente al caso de Irma, se evacuaron zonas y ciudadanos que, en un primer momento no deberían sufrir con seguridad los efectos del huracán; sin embargo, en forma ordenada, más de seis millones de vecinos de Florida procedieron a seguir las instrucciones. Muchos, volverán a sus casa intactas, sin por eso quejarse de una falsa alarma o de unas medidas por demás aprensivas; y menos hablando de un “error humano”. Según explica Barrera, por estos pagos, la gente tiende a no acatar las alertas, si no hay certeza de catástrofe inmediata, pero el desvío de Irma nos muestra que más precavidos, es mejor.
Altagracienses cuentan «Irma»
Federico Rugani
El joven de nuestra ciudad es jugador de fútbol del Naples United, de Miami. Actualmente vive en Hallandale y el miércoles se evacuó junto a un compañero hacia una zona más al norte, en Tallahassee, antes de que Irma cambiara su rumbo.
“Es la primera vez que me pasa algo así, al principio por ahí no le dí la importancia que merecía. Al pasar las horas y viendo lo que empezaba a suceder en las otras listas me empecé a preocupar. Lo mejor fue evacuar y nos movimos a una zona donde supuestamente no debía pasar el huracán, pero finalmente se desvió y lo estamos esperando. La reacción de la gente fue momentánea. El miércoles no había agua ni alimentos no perecederos en los supermercados. Acá todos los artefactos son eléctricos, por lo que si se corta la luz, no anda absolutamente nada. Por precaución, a la mínima inundación, cortan la luz y en este momento rige toque de queda. Las casas están tapadas con chapas, bolsas de arena y acá estamos esperando a ver qué sucede. el Huracán está previsto para este lunes a primera hora de la madrugada, por ahora hay mucha lluvia y ya fuertes vientos”.
Maximiliano Caminada
El ex Secretario de Gobierno de nuestra ciudad, acaba de volver de un viaje por los Estados Unidos. Hasta el viernes pasado estuvo en Miami; pudo adelantar su vuelo de retorno, antes de que los aeropuertos cerraran.
“Ya hace varios días que se iban tomando dimensiones de lo que pasaría. Desde el jueves ya no había más clases, negocios cerrados. Yo alquilé un auto y el miércoles vi largas colas para cargar combustible. Cuando lo devolví, las gasolineras estaban cerradas. Además, cuando llegué al hotel que había reservado, me dijeron que no podía respetar esa reserva porque debían dejar el lugar, porque estábamos en zona A de evacuación obligatoria. Cuando fui al supermercado, vi las góndolas y las heladeras vacías. Pero todo con tranquilidad, sin gente corriendo y sensación de pánico; todo muy organizado. En todo caso, mucha gente tuvo que irse a muchos kilómetros, hasta encontrar un lugar”
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