
Navidad es para muchos un tiempo mágico. Tiempo de creer, de esperar. Tiempo de sueños. Tiempo de milagros. Para los cristianos, un cumpleaños: el del hombre que fue capaz de dividir la Historia en dos. Para los no creyentes y aún para los ateos, tie
mpo de re-unión, de tradiciones familiares, de niños ilusionados con sus regalos y con todo lo fantástico que la Navidad trae consigo.
Tiempo de pedir y de agradecer.
Si alguien te preguntara ahora mismo qué cosas pedirías para tu ciudad, ¿qué responderías?
He visto en estos días en que el centro se llena de gente cuántos negocios han cerrado y me pregunto qué pasa con la fuente laboral de tantos empleados que hoy se quedan sin su trabajo.
Entonces se me ocurre que podemos pedir Trabajo. Trabajo para los ex Naranjitas que hoy siguen cuidando la calle por una limosna, trabajo para quienes dependen de planes sociales que les quita el hambre pero no les da dignidad.
Participación. Que la inclusión de los vecinos sea verdadera, que se vuelva a ver el trabajo de los Centros Vecinales, que tengan un espacio donde discutir los problemas de los barrios y alguien que los escuche; que se ponga nuevamente en marcha el Consejo del Vecino para que todos nos sintamos representados en ese reclamo.
Luz. Para que nuestros gobernantes y nuestros políticos vean a su gente y trabajen por ella sin pensar en el rédito personal o partidario. Tal vez esa luz suficiente para entender que es hermoso ver los canteros con flores y los cordones pintados de amarillo pero necesitamos que llegue el asfalto, las cloacas y el gas natural. Porque eso va a ser que los ciudadanos de la periferia dejen de sentirse ciudadanos de segunda.
Sabiduría. Para que quienes gobiernan entiendan que deben escuchar a la gente, porque en lo que dice la gente hay mucha verdad. Sabiduría para comprender el valor de lo público por encima de los intereses privados.
Coherencia, porque somos una ciudad turística con poco crecimiento turístico, con escasos eventos programados para esta temporada, porque somos una ciudad que “desborda” historia pero tenemos nuestra Iglesia cerrada desde hace más de un año.
Salud, para nuestros vecinos afectados por las fumigaciones, salud para quienes viven cerca del basural, salud para quienes sufren la contaminación de las lagunas sanitarias y salud para quienes viven cerca de las antenas.
¿Qué más pedirías para tu ciudad?
¿Seguridad en las zonas donde cada fin de semana se conocen hechos de violencia o se cometen delitos y nadie acude? ¿Qué más? ¿Planes de vivienda? ¿Menos hipocresía?
Y si alguien te preguntara ahora qué cosas de las que hay en la ciudad agradecerías, ¿qué dirías?
Yo empezaría por creer en dos anuncios que cambiarán la vida de mucha gente: el cierre del basural y la nueva laguna sanitaria. No los pudo concretar la anterior gestión (me refiero al gobierno de Mario Bonfigli) y hoy son casi un hecho.
Logros que más allá del color político deberíamos ser capaces de verlos. Tanto el basural como las lagunas son deudas históricas con la sociedad y forman parte de lo que no se ve, de lo que parece que permanece oculto, escondido y sin embargo allí está.
Agradecer por ejemplo esta posibilidad de expresarnos, de decir con libertad lo que pensamos.
Agradecer por la Fiesta de Colectividades que pone a la ciudad en boca del país, y no importa si no estamos de acuerdo con cada decisión que se tome; apoyarla y acompañarla porque es nuestra.
Agradecer por nuestros artistas: nuestros escritores, nuestros músicos, nuestros pintores y escultores porque son ellos los que hacen trascender el nombre de Alta Gracia.
Agradecer por nuestros deportistas, porque con mucho o poco apoyo, siguen adelante, nos representan y nos enorgullecen.
Por los chicos de nuestras escuelas que junto con sus maestras llevan adelante proyectos sociales y se involucran y participan.
Gracias a los vecinos que emprendieron la lucha, porque nos dieron una lección de vida inolvidable. A Ezequiel, a Myriam, a Laura.
A tantos con nombre y a los anónimos que también levantaron sus banderas y sus carteles y dijeron basta y nos demostraron que era posible el cambio.
Gracias a todos los que nos acompañaron a lo largo de este año, gracias por estar de acuerdo pero también gracias por haber disentido, porque en ese intercambio crecemos todos.
No queremos que pienses igual que nosotros, queremos que pienses, que opines y que de alguna manera hagas tuyo también este espacio.
En este tiempo mágico de re-unión, aprovechemos para pedir pero no nos olvidemos de agradecer. Seguramente encontrarás muchos motivos para hacerlo.
Silvina Gatti
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