Sociedad

Homenaje a un año de la partida del “Gordo” Luppi

El acto conmemorativo, cálido, rico de amigos y familiares, coincidió con el cumplimiento de una de sus voluntades: “El Gordo quería ser sepultado en el campo, bajo el cielo y en tierra, con semillas en sus manos, para que crecieran árboles” explicó Leticia, una de las hijas. La ley no permite eso, sin embargo, algo de sus deseos se pudo llevar a cabo. Se plantó un durazno y un roble. Hasta ayer el “Gordo” yacía en el mausoleo familiar que lleva el nombre histórico de Reynaldo Luppi. Al lado, se construyó otro sepulcro a cielo abierto, para que su nombre y las numerosas placas de cariño y admiración no dejen de asombrar a los visitantes del camposanto, recordando la importancia que tuvo en nuestra ciudad. Figura querida, respetada y admirada, tanto por correligionarios, así como por todo político y personalidad de la ciudad, Eduardo Luppi yace ahora a pocos centímetros del cielo, porque, como relata Maytinia, la hermana, “tampoco quería estar debajo de nadie”.

Lágrimas y sonrisas

El amor hacia el “Gordo” no se midió sólo en la participación, sino en las lágrimas y las risas. Porque tanto la hermana así como las hijas se encargaron más de una vez de recordar que “él se hubiera estado riéndose”, inclusive del frío que padecían todos, para ese homenaje. Un asado hubiese sido el “festejo” apropiado, explica Bárbara, otra de las hijas, entre lágrimas. “pero tal vez el año que viene, cuándo el corazón nos dé para eso”.

No está solo
Junto con él, se recordó a un amigo que también se fue este año: el Bicho Velázquez, bohemio y cantor, que supo ser animador durante toda su vida de las peñas de amigos y que sin duda hubiese sido el encargado de animar la celebración. Eduardo Luppi yace con los recuerdos y el amor de sus seres queridos y además, por la voluntad de ambas familias, en su ataúd lo acompañan parte de las cenizas del Bicho, para que sigan compartiendo algo y para sellar esa relación de amistad y compañerismo y, porqué no, alguna guitarreada.

Una figura inolvidable
Eduardo Luppi fue una de las personas más influyentes en la política de la ciudad de las últimas décadas. Nacido en cuna radical (su padre, fue uno de los grandes caudillos de la zona), supo hacerse su propia carrera en la función pública, siendo elegido dos veces Senador por Santa María, fue Presidente de la Cámara y más tarde ocupó la función de Seguridad durante el Gobierno de Ramón Mestre.

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