Editorial

El «Che» se quedó con el bronce

La figura del comandante Che Guevara ingresó en el cielo de los dioses latinoamericanos hace muchos años. Para sus partidarios continúa representando la lucha contra las injusticias sociales o la simple rebeldía, para otros, en cambio, es el responsable de gran número de asesinatos y de malas gestiones.

“Su muerte ayudó a crear el mito y elevarlo a la condición casi de santo laico. Se lo venera en parte precisamente porque no se le conoce”, afirma al respecto, el escritor y periodista Nicolás Márquez. Podemos disentir de estas afirmaciones o no, lo cierto es que el “Che” se convirtió en el estandarte de la lucha popular en gran parte de América Latina y más allá de los hechos y las circunstancias que envolvieron su vida y sus acciones, sigue siendo un referente para un buen número de gente.

Somos conscientes de esta dicotomía generada por determinados personajes es casi imposible de analizar, sin embargo, hay ciertos aspectos que deberían ser tenidos en cuenta a la hora de hacer este enceguecido seguimiento. Como sea, el Che fue recuperado de las sombras y dignificado. La historia y los relatos hicieron lo suyo, y hoy forma parte de la larga lista de personajes que generan amor y odio al mismo tiempo. Una mezcla de romanticismo por su temprana muerte, un ícono de protesta, un ser auténtico “a pesar de”… nadie lo sabe, lo que sí es cierto es que en un mundo que tiende a la frivolidad y a discursos vacíos de los elemental, un personaje de este tipo, que pregonaba igualdad y justicia, es muy fácil que se instale en la sociedad y trascienda todo tipo de pensamientos.

Volvió a su casa
Personaje histórico, líder controvertido, y ahora… un consagrado símbolo turístico de nuestra ciudad. ¿Porqué? Porque hace pocos días una nueva escultura bañada en bronce del Che comandante fue colocada en el museo. De esta manera se le dio a la ciudad un nuevo empuje turístico-cultural.

A pesar de que durante años, el “Che” fuera negado en nuestras tierras y nadie quería recordar que alguna vez había vivido aquí y mucho menos admitirlo, con el correr del tiempo, algunos tímidos contemporáneos comenzaron a expresar viejas anécdotas, y se logró el milagro: “La casa museo donde vivió parte de su infancia abriría sus puertas para el turismo mundial”.

Hoy, no queda espacio para la discusión. Nadie se atrevería a cuestionar la existencia del Museo (uno de los más visitados de la Argentina y de América) y mucho menos osaría pensar que aquellos que se encargaron de darle vida lo hicieron por un “mero interés”, sin conocer acabadamente que significaba el personaje. Lo cierto es que, más allá de las grandes diferencias, el Che sigue disfrutando de un valor agregado y se pudo observar hace algunos días durante el acto de presentación de la flamante obra artístIca, ya que su imagen sirvió de nexo para una importante comunidad partidaria.

Los diferentes partidos políticos de la ciudad simplemente festejaron su existencia, sin demasiados cuestionamientos ni análisis de ningún tipo. Hoy en día no se pregunta qué hizo el Che, cómo, cuando y porqué lo hizo, simplemente se venera su perpetuidad y su paso por la tierra.

Por Claudia Fernández

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