Editorial

Tiempo de balance: Cómo ser socialista…Y no morir en el intento

 

Las elecciones de 2007 fueron históricas para Alta Gracia. No sólo por el triunfo de Bonfigli quine pese a la causa judicial volvía a imponerse por amplia mayoría, sino además porque por primera vez en la historia de la ciudad, se rompía el bipartidismo en el Concejo Deliberante: el Socialismo ganaba una banca. La candidata a Intendente había sido Julia Elías y Fabio Iznardo era el candidato a primer concejal. El geólogo y docente fue durante los primeros años de la gestión una verdadera piedra en el zapato para la forma de hacer política que tenían tanto el radicalismo como el peronismo.

 

Iznardo fue un concejal que se hizo ver y escuchar. Generalmente quedaba solo en los álgidos debates del Concejo, defendiendo minorías e imponiendo un nuevo modo de trabajar con asesores y especialistas. La prensa lo acompañaba, pues era en ocasiones, la única forma de que la sociedad supiera lo que pasaba. Por entonces el bloque mayoritario de la UCR hacía valer su poder, sin embargo, Iznardo siempre encontraba la forma de manifestar su enojo, su disconformidad, sus argumentos. Se puede decir que por primera vez había una izquierda en Alta Gracia, una izquierda que más allá de la militancia, tenía voz y voto en el Legislativo.

 

Era ese espacio político el que presentaba los pedidos de informe cuando había cuentas poco claras u obras atrasadas. Era el Socialismo el que se oponía fehacientemente a cada maniobra que no se viera del todo transparente. Fue récord en presentación de proyectos de ordenanza y con el tiempo logró que muchos de ellos se hicieran realidad. Hasta aprendió a negociar con la mayoría. Aprendió a lograr acuerdos para que sus proyectos no quedaran estériles. Así, con su gestión se sancionaron ordenanzas como la de apoyo a los clubes infantiles (hoy prácticamente sin vigencia), la de cantinas saludables (nunca puesta en funcionamiento), la de presupuesto participativo (prácticamente fuera de circulación), la creación del EMSeP (ya derogada) y el Alta Gracia Gas (también derogada).

 

Es que la idiosincrasia del socialismo le venía bien a un gobierno tan deteriorado como fue el de la última gestión; pero ese gobierno viciado de la vieja política, no quería estas leyes sociales para el bien de la comunidad sino que intentó hacer un poco de márketing pero nunca hizo nada para que realmente sean realidad. Como dijo quien ocupa hoy la banca de esa segunda minoría, “al Alta Gracia Gas lo crearon para matarlo”, fueron los mismos radicales quienes le dieron fuerza pero nunca para que sea realidad pese a que hoy se rasgan las vestiduras hablando de él: fueron desprolijos, desorganizados, imprudentes.  En esos espacios, Iznardo había logrado empezar a poner su gente. Había aprendido a negociar con la mayoría.

 

En 2011, el partido ahora transformado en Encuentro por Alta Gracia, aspiró a más. El objetivo era ganar la intendencia (con Iznardo a la cabeza) o quedarse al menos con dos bancas del Concejo.

 

Pero sólo ganaron una y esta vez le tocaba a Julia Elías. Pero el escenario había cambiado. Unión Por Córdoba se quedó con las 5 bancas de la mayoría y la UCR con las 3 de la primera minoría. ¿Qué cambió más allá del color político?

 

 

Si en 2007 el Socialismo ganó una banca fue porque un gran grupo de gente se había quedado sin representación. Hoy el panorama es otro porque es el radicalismo (en especial los concejales Roberto Brunengo y Germán Rodríguez) los que trabajan en la problemática social. Este radicalismo salió de la oficina y fue a los barrios. Estuvo con los pueblos fumigados siendo Brunengo el primero en pensar un proyecto Alta Gracia libre de Agroquímicos (Julia Elías afrontará tal vez el costo político de haber dudado), estuvo con los vecinos de las antenas y con los del basural, estuvo cuando se pedían respuestas por la Iglesia y cuando se exigían estudios por el arroyo. De la mano de Leandro Morer propusieron el cierre de las whiskerías antes de que lo haga la Provincia. El bloque radical hace sentir su oposición cada miércoles denunciando a viva voz números turbios de esta gestión y aún de la gestión anterior perteneciente a su propio color.

 

Es evidente que en este marco, en este nuevo escenario, el socialismo se debilita. Necesita encontrar su propio juego, plantear sus propias estrategias. No le sirve a esta segunda minoría sumarse al reclamo de la UCR porque terminaría mimetizándose.  Necesita levantar su propia bandera. Y que se note.

 

En este tiempo de balance, el partido Socialista (Encuentro Por Alta Gracia) debe revisar su forma de pararse en el Concejo (y en la ciudad) si quiere en 2015 aspirar a más y si se quiere, conservar su banca.

 

 

Silvina Gatti

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