El reciente hecho que mantuvo en boca de todos nuevamente al «Trucha» también conocido como «el acosador de la avenida» fue el supuesto abuso a un menor de edad. Lo que la Justicia local (y sin denuncia formal) entendió un «tocamiento» y por lo que actuaron de oficio.
El hombre, quien se sabe es paciente psiquiátrico de larga data y sobre quien pesa ya un largo prontuario de acusaciones y denuncias de acoso sexual de diversa índole, permanece internado en un psiquiátrico de la ciudad de Córdoba y su caso está a disposición del Juez de ejecución penal de esa jurisdicción: aunque, nunca se sabe hasta cuando.
La misma Ley de Salud Mental (26.657) establece que así la internación sea involuntaria y ordenada por un juez, esta debe ser breve y sólo debe darse en el caso de que otras alternativas se hayan agotado. Claro está que el objetivo de la ley
es la re inserción del paciente a la comunidad. ¿Aún así cuando su libertad significa un riesgo para sí mismo y para terceros?. Parece que sí.
De todos modos, y más allá de que sean los profesionales médicos quienes controlan periódicamente a un paciente psiquiátrico mientras permaneces internado; estos no deciden por su «alta», la última palabra la sigue teniendo el Juez en el fuero penal debido a que se trata justamente de una internación involuntaria. En el caso del Trucha, el hombre fue «devuelto» a la sociedad, por decirlo de alguna manera, en más de una oportunidad, pero si reinserción sana no se logró. ¿Qué va a pasar esta vez?. Por ahora sigue siendo una incógnita.








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