Fue uno de los casos de violencia que más conmocionó a la ciudad. La muerte a sangre fría de un joven de 18 años en plena plaza de B° Parque San Juan, ocurrida en enero del año 2015. Vaya coincidencia, cuatro años después, este barrio vuelve a ser epicentro de un hecho trágico, como fue la muerte de Gabriel Dominguez de 20 años, el pasado lunes.
Por el caso, una mujer de hoy 59 años fue condenada en el año 2017 a la pena de diez años y ocho meses de prisión, acusada de «coautora de homicidio», luego de que se comprobara que había ayudado a uno de sus hijos, por entonces menor de edad, para que matara a Gonzalo Tejada, la víctima. Concretamente, la madre le facilitó un revólver cargado para que fuera a una plaza y asesinara a su enemigo.
Todo ocurrió en la plaza Divino Niño. Además del disparo en la cabeza, Tejada fue rematado a patadas mientras estaba en el piso. El día de la condena de su madre, el homicida menor de edad (quien hoy tiene ya 20 años) fue remetido a un Juzgado Penal y Juvenil para que se decida su destino. Al ser un menor de edad «imputable», por la Ley de Minoridad, la Justicia decidió que permanezca alojado en el Complejo Esperanza para su tratamiento y, de «cumplir con las expectativas impuestas de reinserción y modificación de conducta» podría librarse de una condena en su mayoría de edad. Pero eso jamás sucedió.
Su hermano, Ezequiel, aparentemente el verdadero enemigo de la víctima, fue absuelto por el beneficio de la duda. Ya que no fue él quien apretó el gatillo.
El homicida (remarcamos que tenía 16 años) recuperó su libertad al poco tiempo pero su vida no habría cambiado en demasía. Las adicciones lo habrían llevado a delinquir y tuvo dos nuevas causas penales.
Ante esto, la semana pasada, en una audiencia extraordinaria, el joven volvió a prisión pero esta vez, a la cárcel de Bouwer. La Justicia lo condenó a siete años de prisión, aunando sus hechos cometidos de adulto y la muerte del joven Tejada. Lo cual deberá cumplirlo de manera efectiva.
«Se trata de un fallo excepcional. Poco común. Se le dieron muchísimas oportunidades pero no logró reinsertarse ni cambiar sus hábitos. No cumplió ni siquiera en un mínimo las expectativas de la Justicia» confiaron fuentes cercanas a la causa a RESUMEN.
El hecho
Aquella tarde, Gonzalo y Ezequiel Tejada, enfrentados desde hacía tiempo, volvieron a encontrarse en una plaza donde se disputaba un partido de fútbol.
Según la acusación, bastó un cruce de palabras entre ambos y por poco no se fueron a las manos.
Entonces el menor de 16 se fue corriendo hasta su vivienda, donde su madre le facilitó un revólver calibre 22 cargado. Gonzalo regresó a la plaza y le efectuó, a la vista de todos, un disparo a su rival directo a la cabeza.
Tejada cayó malherido y murió minutos después mientras era golpeado en la cabeza.
El asesinato sucedió mientras se disputaba un partido de fútbol barrial. Varios testigos recuerdan de qué modo el joven de 16 años apuntaba con el revólver calibre 22 a su rival y gatillaba sin que la bala saliera. “Hacía clic, clic, clic… Hasta que el disparo salió y dio en el cuerpo de su rival”, comentaba un testigo que presenció todo.
Imagen archivo exclusivo de Resumen
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